Son Conductas Aprendidas que es Urgente Cambiar: SEDESHU Tradicionalmente, según los usos y costumbres de los pueblos indíge...
Son Conductas Aprendidas que es Urgente Cambiar: SEDESHU
Tradicionalmente, según los usos y costumbres de los pueblos indígenas, el abuso de una mujer por su esposo es considerado literalmente una prerrogativa del hombre y un asunto de familia que casi siempre se encuentra envuelto en el silencio, sin embargo universalmente, la violencia en contra de las mujeres es una conducta delictiva, inaceptable, injustificable, pecaminosa a los ojos de la Iglesia, y una clara trasgresión de los derechos humanos internacionales.
Así se pronunciaron la Comisión para la Atención de las Comunidades Indígenas de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano (SEDESHU), el Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar, el Instituto Ahomense de las Mujeres y la Iglesia Católica, al subrayar la necesidad de intervenir enérgicamente para romper el esquema de violencia, como un comportamiento aprendido, para instaurar y defender el respeto a la dignidad de cualquier ser humano, en este caso la mujer.
Leonides Gil Ramírez, Coordinador General de la Comisión para la Atención de las Comunidades Indígenas de Sinaloa, señaló que la violencia intrafamiliar se da en todos los estratos sociales y se acentúa en las comunidades indígenas, por el machismo ancestral transmitido de generación en generación a los hombres, donde existe una superioridad del varón sobre la sumisión de la mujer.
“Es un problema cultural aprendido –explicó- en la familia indígena, como sucede lamentablemente también en hogares no indígenas, cuando se enseña a los varones que la mujer es menos que el hombre. De esta manera, en familias numerosas, cuando no alcanza el dinero, se opta todavía porque estudien los hombres, y el empoderamiento masculino se demuestra con el trato cuando a la hija le dicen: ‘Planchale a tu hermano porque va a ir a una fiesta’…”
No obstante, precisó, esto debe cambiar porque los Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas, sobre todo aquéllos que van en contra de la dignidad de las personas, no pueden estar por encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establecen la igualdad de derechos a todos los seres humanos y de los Tratados Internacionales, que tienen vigencia en México, que marcan el respeto a la dignidad de la mujer y la equidad de género.
Dijo que hay costumbres indígenas inaceptables, como en Oaxaca, donde la mujer es vendida y abusada. “No estoy de acuerdo –apuntó- con esos usos y costumbres. Nosotros lucharemos porque la dignidad, derecho intrínseco de la mujer y de todo ser humano, se respete en las comunidades indígenas de Sinaloa”.
Conzuelo Gutiérrez Gutiérrez, Secretaria General Ejecutiva del Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar, comentó que existe un trabajo serio por sensibilizar a la mujer indígena para que tome medidas y pueda lanzar la alerta ante cualquier manifestación de violencia intrafamiliar o en presencia de riesgo, en cualquier nivel (bajo, mediano o alto). “Les enseñamos los factores que están diciendo que hay un foco rojo y deben de pedir ayuda. Por ejemplo, el alcohol y las drogas elevan el riesgo y generan conductas violentas”, explicó.
Admitió que la violencia doméstica es una conducta aprendida, naturalizada y legitimada en las comunidades indígenas, siendo vista como una forma “normal” de relación de quien asume el poder y el mando en la familia. “Las familias indígenas tienen que aprender nuevas formas de relacionarse”, apuntó.
“Nada justifica la violencia –advirtió- en contra de cualquier miembro de la familia, ni la pobreza ni el desempleo. No hay uso ni costumbre por encima de los derechos humanos”.
Eloísa Castro Higuera, Directora del Instituto Ahomense de las Mujeres, manifestó que actualmente se está realizando un intenso trabajo por alcanzar una transformación para que exista más dignidad, respeto y armonía en las familias indígenas.
“El ser humano repite actitudes que aprende de pequeño, por ejemplo, con los hijos: Algunas personas creen que a palos es la mejor forma de educarlos. Hay que enseñarles que el sufrimiento no es una forma de aprendizaje, que es posible aprender con cariño y alegría”, opinó.
El Presbítero Andrés Cárdenas Coronel, quien realiza labor pastoral en Ahome, subrayó que la violencia contra las mujeres, tanto dentro como fuera del hogar, nunca se puede justificar. “La violencia en contra de cualquier persona es contraria al mensaje de Jesús que nos ha enseñado un camino de amor y respeto al prójimo”, dijo.
El sacerdote señaló que la violencia es una actitud pecaminosa que puede ser transmitida de generación en generación.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2003), a nivel nacional, el 46.6 por ciento de las mujeres entrevistadas declararon haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja. De acuerdo con la edad de las mujeres, se observa que entre las más jóvenes el problema de violencia es mayor. Más de la mitad de mujeres de 15 a 34 años de edad declararon sufrir algún tipo de violencia.