Altoparlante Juan Manuel Partida Valdez Rindió ayer el gobernador Quirino Ordaz Coppel su quinto y último informe de gobierno. Le tocó a mi ...
Juan Manuel Partida Valdez
Rindió ayer el gobernador Quirino Ordaz Coppel su quinto y último informe de gobierno.
Le tocó a mi paisano una etapa muy difícil, con un gobierno federal cicatero que en materia presupuestal prometió tantas cosas pero se la pasó dando atoles.
Ante los conocidos recortes, destaca como uno de los balances positivos que el gobierno a punto de terminar hizo mucha obra pública.
Hechos son amores, dice conocido proverbio popular que aplica a favor del mandatario estatal.
Quirino Ordaz expresó ayer que siente cumplida la misión, y en lo general --aunque para nada de manera absoluta-- estamos de acuerdo.
En lo político las opiniones son tremendamente contrastantes.
Sin que falten las naturales flores y los cebollazos, es imposible dejar de advertir que Ordaz Coppel deja también un saldo negativo.
Cuando se le acabe el agua al bule, será muy difícil mantener calladas las voces de quienes dentro de su partido el Revolucionario Institucional ven a un ejecutivo sinaloense casi de rodillas ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena.
Así es la política, con pasiones a todo lo que da y las disidencias resaltando sobre las coincidencias.
GOLONDRINAS
A propósito del cambio de poderes, apuran el proceso de entrega-recepción entre los que están por irse y los que van a llegar.
Las especulaciones al millón, con el supuesto de que el jefe del ejecutivo planchó al más alto nivel una ex gubernatura sin persecuciones.
Que tendrá que jugar a veces el papel de villano, porque a don Rubén no se le pueden cargar culpas de nada.
Soltarán pedradas de supuestos resentidos dentro de la misma cuarta transformación, como parte del juego en el que desde palacio nacional se ratificaría a Ordaz Coppel como buen amigo y político de los mejores.
DESCARO PRESIDENCIAL
Una iniciativa de ley para párvulos, por no decir tontejos, es la que empuja Lopitos para que desde el Congreso de la Unión se apliquen “exámenes” a los consejeros del Instituto Nacional Electoral y a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
O lo que es lo mismo, el uso descarado de las mayorías legislativas para castigar a quienes no se sometan a los designios de la dictadura.
Burdo por donde se le mire este nuevo intento del presidente para controlar organismos que deben tener independencia absoluta y no pueden ser sometidos por los poderes políticos.
Falta ver qué papel juegan los partidos políticos de oposición.
La menor de las frivolidades será complicidad y traición.
Aguas, porque sobran los cobardes y simuladores.