Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea La fiesta democrática deja de lado una simulación y una verdadera oposición, que marque el destino ...
Benjamín Bojórquez Olea
La fiesta democrática deja de lado una simulación y una verdadera oposición, que marque el destino de un partido político poco ingenuo, pero con una deidad a prueba. El PAN la ha dejado pasar, para su mal y para el de la nación la oportunidad de ser una real oposición. Se habla hoy, por buenas razones, de inteligencias múltiples. Revisemos un aspecto de la inteligencia política: la capacidad de subordinar el interés personal y de corto plazo al interés colectivo. La idea viene al caso porque el Partido Acción Nacional está por renovar su dirigencia nacional con una novedad histórica: habrá un solo candidato. El presidente actual, Marko Cortés, se quiere reelegir y no tiene rival. No hay, al parecer, antecedentes de una candidatura única en la historia de ese partido. Sería una muy mala señal. Las candidaturas únicas son siempre sospechosas. Más cuando el candidato es precisamente el presidente del partido: los mal pensados interpretarán que dedicó buena parte de los recursos y de los tiempos de su cargo para asegurar su reelección. O acaso, ¿tienen otros datos? Esto huele azufre dentro de las filas del albiazul. De ser así, los costos podrían ser muy altos para el PAN y para su actual presidente. Sería una clara falta de inteligencia política: sacrificar bienes públicos por su bienestar personal de corto plazo. Aunque se salga con la suya, su imagen quedará tan dañada que quizá sea el fin de su carrera política. Recordemos el caso de Roberto Madrazo. Era presidente de su partido el PRI, antes de la elección de 2006. Aprovechó su cargo para hacerse de la candidatura a la presidencia; pero descuidó las formas, fracturó a su organización, mermó su legitimidad. El resultado: la peor elección para el PRI en su historia; y el fin de Madrazo como político. ¿Eso quieres Marko Cortés? De ser así, pues adelante, termina por hundir al partido que representas, al cabo que, López Obrador, te lo agradecerá infinitamente, a menos, de que tu inocencia sea provocada y así ponerle fin a una real oposición. En el PAN hay una historia similar. Ricardo Anaya, presidente del partido en las vísperas de la elección presidencial de 2018, maniobró para ser candidato. Dejó fuera, con acciones cuestionables, a la candidata mejor posicionada de su partido, Margarita Zavala. El costo de este error de inteligencia política fue muy alto. El PAN cayó notablemente en sus votaciones, con lo que favoreció el amplio triunfo de López Obrador y de sus partidos.
GOTITAS DE AGUA:
En conclusión: difícilmente Margarita le hubiera ganado a López Obrador. Pero la diferencia en los resultados no hubiera sido tan grande. Anaya podría haberse ido al Senado, y desde ahí construir su candidatura a la presidencia para el 2024. Hay que añadir que las cuentas que deja el presidente del PAN no son buenas. Su partido ha sido un gran ausente en estos tres años. El panismo tiene fama de que se le da bien estar en la oposición. Los diversos errores del gobierno federal actual eran una oportunidad clara para los opositores. El PAN la ha dejado pasar, para su mal y para el de la nación. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…