Culiacán. Una de las ciento de capillas, lapidas y cruces que son sembradas en la ciudad en recuerdo de las personas asesinadas en forma vio...
Culiacán. Una de las ciento de capillas, lapidas y cruces que son sembradas en la ciudad en recuerdo de las personas asesinadas en forma violenta, fue retirada, del exterior de la sede del Palacio Legislativo, pese a simbolizar la memoria de seis comuneros caídos.
La madrugada del 21 de marzo pasado, sobre la maxipista Culiacan-Mazatlan, un grupo de comuneros afectados por la construcción de la presa de Picachos quedaron en medio de un fuego cruzado entre bandas rivales de la delincuencia organizada, seis de ellos, murieron.
Los cuerpos de Lorenzo Arballo Sanchez, Martin Arballo Garcia, Marco Moreno Rodriguez, Audencio Mendoza Montes, Jesús Guadalupe Patron Sanchez y Benigno Sarabia Medina, quedaron inertes, a bordo de una camioneta en la que viajaban rumbo al poblado del Placer.
En esta ciudad, se ha convertido en una especie de tradición, levantar monumentos mortuorios en calles, banquetas y camellones, adornados de fotos y globos, para rendir culto a las personas que mueren asesinadas.
La pequeña capilla, construida en su memoria por sus compañeros que por mas de una semana, en el mes de marzo pasado, se mantuvieron en la sala de sesiones del Congreso del Estado, en reclamo a la liquidación de sus tierras afectadas por la obra hidráulica, fue destruida.
Graciela Domínguez, miembro de la Fracción Parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, critico esta acción, por considerar que se hiere los sentimientos de las 800 familias que se vieron obligadas caminar más de 200 kilómetros para ser escuchadas.
La legisladora local, recordó que los seis comuneros muertos en forma violenta, retornaban a sus hogares a visitar a esposas y madres, puesto que desde un mes antes, mantenían una lucha, para obtener un pago justo por sus tierras afectadas por la construcción de la presa de Picachos.
Señalo como responsable de esta acción, al presidente de la Gran Comision del Congreso del Estado, Javier Luna Beltran.
Desde su punto de vista, el retiro de la lapida que mantiene vivo el recuerdo de estos hombres que forman parte de las estadísticas de violencia, es un mensaje negativo, máxime que se realizo, una vez que se concluyo las negociaciones de pago de indemnizaciones.
La madrugada del 21 de marzo pasado, sobre la maxipista Culiacan-Mazatlan, un grupo de comuneros afectados por la construcción de la presa de Picachos quedaron en medio de un fuego cruzado entre bandas rivales de la delincuencia organizada, seis de ellos, murieron.
Los cuerpos de Lorenzo Arballo Sanchez, Martin Arballo Garcia, Marco Moreno Rodriguez, Audencio Mendoza Montes, Jesús Guadalupe Patron Sanchez y Benigno Sarabia Medina, quedaron inertes, a bordo de una camioneta en la que viajaban rumbo al poblado del Placer.
En esta ciudad, se ha convertido en una especie de tradición, levantar monumentos mortuorios en calles, banquetas y camellones, adornados de fotos y globos, para rendir culto a las personas que mueren asesinadas.
La pequeña capilla, construida en su memoria por sus compañeros que por mas de una semana, en el mes de marzo pasado, se mantuvieron en la sala de sesiones del Congreso del Estado, en reclamo a la liquidación de sus tierras afectadas por la obra hidráulica, fue destruida.
Graciela Domínguez, miembro de la Fracción Parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, critico esta acción, por considerar que se hiere los sentimientos de las 800 familias que se vieron obligadas caminar más de 200 kilómetros para ser escuchadas.
La legisladora local, recordó que los seis comuneros muertos en forma violenta, retornaban a sus hogares a visitar a esposas y madres, puesto que desde un mes antes, mantenían una lucha, para obtener un pago justo por sus tierras afectadas por la construcción de la presa de Picachos.
Señalo como responsable de esta acción, al presidente de la Gran Comision del Congreso del Estado, Javier Luna Beltran.
Desde su punto de vista, el retiro de la lapida que mantiene vivo el recuerdo de estos hombres que forman parte de las estadísticas de violencia, es un mensaje negativo, máxime que se realizo, una vez que se concluyo las negociaciones de pago de indemnizaciones.