Microscopio Social Héctor Melesio Cuén Ojeda EL SOL DE SINALOA El núcleo de la reciente reforma educativa en México es la calidad. La final...
Microscopio Social Héctor Melesio Cuén Ojeda EL SOL DE SINALOA |
El núcleo de la reciente reforma educativa en México es la calidad. La finalidad y contenido del artículo 3° constitucional reformado tiene esa misma esencia. Igual sucede con la Ley General de Educación reformada, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, así como con la Ley General del Servicio Profesional Docente, ya que también tienen en su epicentro la calidad educativa. Si ésta, como cualquier otro tema, no se evalúa, se devalúa. Un eje estratégico y al mismo tiempo articulador para lograr esa calidad, lo constituye el llamado Servicio Profesional Docente. Somos de la convicción de que ningún programa educativo tiene más calidad que sus maestros. El Servicio Profesional Docente tiene como propósitos, entre otros, mejorar la calidad de la educación y el cumplimiento de sus fines para el desarrollo integral de los educandos y el progreso del país; optimizar la práctica profesional mediante la evaluación en las escuelas, el intercambio de experiencias y los apoyos que sean necesarios; estimular el reconocimiento de la labor docente mediante opciones de desarrollo profesional; garantizar la formación, capacitación y actualización continua en aras de la dignidad magisterial. Si nos detenemos a examinar mesurada y objetivamente cada uno de estos propósitos, advertimos de inmediato que ninguno tiene una mala intención. Al contrario, todos son muy sanos y sumamente benéficos, además de imprescindibles y apremiantes de llevarlos a la práctica. Nacen a raíz de una pobre calidad educativa existente en nuestro país en el nivel básico. Los resultados de la prueba PISA de la OCDE así nos lo indican, ya que México ocupa el lugar 48 de 62 países en comprensión lectora; en competencia matemática figura en el sitio 51, y en competencia científica en el renglón 50. En suma, es insuficiente y elemental. Estas cifras nos indican que la educación básica en México es de baja calidad, ya que la insuficiencia se refiere a que el educando necesita adquirir más conocimientos y habilidades necesarias en cada una de esas asignaturas (matemáticas, español y ciencias); y lo elemental implica el requerimiento de que el alumno fortalezca la mayoría de los conocimientos, así como la necesidad de desarrollar las habilidades respecto de las citadas materias. En síntesis, México aparece al final en esos rubros como resultado de la baja calificación obtenida en dicha prueba, a consecuencia también de la pobre calidad educativa en el nivel básico. Ante esta realidad, podemos colegir que los propósitos del servicio profesional docente contenidos en la ley de la materia, están plenamente justificados. Además, vemos sumamente apremiante ponerlos en marcha desde ahora, en bien del desarrollo armónico e integral de los niños y jóvenes de México. A las autoridades educativas debe quedarles muy claro que el recurso económico que se utiliza en educación no es un gasto, sino una inversión. Tenemos muy claro que hay muchísimas variables y múltiples causales que rodean el problema de la calidad, y por lo mismo se torna altamente compleja su solución. Por ejemplo, una de estas causales son las condiciones materiales de las escuelas. De 122,608 que hay en el país, el 55% se encuentran deterioradas, su mobiliario en ellas está muy estropeado, carecen de equipo tecnológico moderno, sus instalaciones sanitarias se hallan arruinadas en un alto porcentaje (48%). Otra de las causales es la desnutrición de los educandos asociada a la pobreza. En suma, se requiere invertir más en educación hasta llegar al 8% del PIB como lo dispone el artículo 25 de la Ley General de Educación y lo recomienda la UNESCO. Hoy se destina el 6.1% del PIB, pero el 93% se va a salarios. Casi nada se invierte en infraestructura, por eso están deterioradas las escuelas públicas y no tienen tecnologías modernas. Mientras tanto, las niñas y los niños deben contar con condiciones dignas de estudio para que sea eficiente su aprendizaje. Seguramente el Instituto Nacional de Evaluación recién creado con esta reforma, confirmará lo anterior; y si éste no toma las medidas pertinentes –como dice el adagio popular- será "la misma gata, pero revolcada". En fin, se requiere entrarle de frente a todas las causales que originan la mala calidad educativa. Se ocupan políticas públicas integrales y eficaces, con una visibilidad clara y profunda de nuestras realidades. Hay mucho que decir a este respecto, pero el espacio asignado a esta columna se nos está agotando. Por ello, finalmente diríamos que nosotros tuvimos una bonita experiencia cuando trabajamos en la rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa, ya que la dejamos con mejores y sustanciales estándares de calidad que como la recibimos; logramos un cambio fundamental en la academia, la normatividad e infraestructura; definimos el camino por el cual transitar con mayor fluidez y sin contratiempos; promovimos una nueva Ley Orgánica y un conjunto de ordenamientos reglamentarios que le dieran estabilidad, transparencia y disciplina a la UAS y a los universitarios; creamos un Fideicomiso para un sistema financiero sano de las jubilaciones; un programa de prevención de riesgos para los alumnos donde se incluyeron estrategias y acciones contra las adicciones, embarazos no planeados, violencia en el noviazgo, campamentos padre-hijo, centros de atención estudiantil con servicios profesionales, programa institucional de tutorías; escuelas para padres; programas más intensos de movilidad estudiantil y veranos científicos para nuestros estudiantes; el programa de Doctores Jóvenes. Con todo ello y muchísimas otras estrategias y acciones, hoy nos sentimos orgullosos de que nuestra Alma Mater esté colocada entre las mejores Instituciones de Educación Superior del país por sus indicadores de calidad, su estabilidad académico-administrativa, desde entonces no ha habido una sola huelga ni paro de labores, lo cual ha beneficiado enormemente a nuestros estudiantes. Todo lo hicimos pensando en el progreso de los jóvenes sinaloenses. Ayer los vimos como estudiantes con muchas ganas de superación; hoy los vemos y saludamos con orgullo como profesionistas en el camino de éxito. |
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