Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea En la vida hay decisiones que deben ser consideradas en un determinado momento, más aún, cuando se...
Benjamín Bojórquez Olea
En la vida hay decisiones que deben ser consideradas en un determinado momento, más aún, cuando se trata de un servidor público que goza de buena reputación política. Lo que se ha venido desatando en los hechos públicos recientemente, magnifica una supuesta ruptura entre Cuén y el Dr. Rocha, que bien, ellos mismos pueden resolver sus diferencias políticas, o bien, para el líder moral del PAS, la Ciudad Prohibida de Beijing, al igual que Troya o Cartagena tuvo solamente un problema: la tentación de ser demasiado perfecta para ser verdad. Estos palaciegos relativamente pequeños de entre miles de hectáreas, albergaron durante siglos los tesoros políticos y económicos más valiosos de imperios que buscaban no mucho más que vivir en paz y en busca de la congruencia y de la nueva forma de hacer política. Sin embargo, en un mundo de intereses, sobre todo uno como el actual, no se puede prescindir de la notoriedad que da una ciudad u Estado en pleno apogeo. La renuncia es, en los grandes hombres, la forma de anteponer el interés público al poder. Cosas de la política. A veces, la renuncia es el camino de la supervivencia; el aguante, el de la sepultura. Las desbandadas de personajes a otras plataformas políticas obedecen únicamente a la avaricia política, a intereses personales y no en busca para que le vaya bien a un municipio, estado o país. Mencionaré algunos personajes que tras la irreverencia y aserción hicieron de su persona un cambio de 180 grados a su vida pública. Charles de Gaulle ascendió a la Presidencia de Francia al fin de la Segunda Guerra Mundial. Las pugnas partidarias lo atraparon e inmovilizaron. Renunció. Si querían que refundara Francia, fuera en sus términos. Lo llamaron ocho años después tras la crisis de Argelia: dio una nueva constitución al país y fundó la V República, que subsiste hasta hoy. Adolfo Suárez fue el gran timonel de la transición democrática de España: disolvió al franquismo, hizo que la izquierda aceptara a la Corona, impulsó una nueva constitución y articuló los pactos de la Moncloa. En 1981 confió a sus próximos: “se me agotaron las liebres de mi chistera”. En un mensaje televisivo, dimitió. Dijo: “no quiero que la democracia sea un paréntesis más en la historia de España”. Repito, la renuncia es, en los grandes hombres, la forma de anteponer el interés público, los valores, las convicciones, al poder y al oropel del cargo. No es fácil seguir a la congruencia cuando no se tiene el apoyo del poder federal y local, sin embargo, actualmente las plataformas son únicamente la herramienta legal y electoral para llegar al poder, pero son las personas que hacen brillar a un partido político. Y Cuén cuenta con esa parte, que sin estirar tanto la liga, genera envidia de muchos políticos de izquierda y derecha. Gilberto Valenzuela entregó su renuncia al presidente Plutarco Elías Calles a la Secretaría de Gobernación. El jefe Máximo le increpó: “El Presidente de México no le ha perdido la confianza al Secretario”. Valenzuela reviró: “el Secretario se la ha perdido al Presidente”. Y se fue. 1964: Carlos Madrazo, presidente del PRI, impulsa una reforma democrática en el partido: elecciones internas, consultas a las bases, códigos de honor. Causó roña al presidente Gustavo Díaz Ordaz: no se le daba muy bien eso de ser demócrata. Madrazo renunció al cargo, pero no a su aspiración. Comenzó a recorrer el país promoviendo su agenda. El avión en el que viajaba de Monterrey se desplomó en 1969. Hay ideales que valen la vida. Hugo B. Margáin optó por irse de Hacienda antes que quebrar al país. Le advirtió a Luis Echeverría: las finanzas tenían un límite y que ese, en 1973 había llegado. A Echeverría le cayó como anillo al dedo. Festejó: “La economía se maneja en Los Pinos”. Tenía otros datos. Así nos fue. Jesús Reyes Heroles era un liberal. Un laico y librepensador. Cuando José López Portillo violó la Constitución e invitó al país al papa Juan Pablo II, Reyes Heroles se opuso como secretario de Gobernación. Perdió. Entonces pronunció un discurso memorable en Acapulco. Reflexionó: “el gobierno que trata de levantar todas las banderas termina por izar ninguna. Gobernar no es quedar bien con todos. Es optar”. Era más que un discurso: era su renuncia. Javier García Paniagua era presidente del PRI y finalista en la sucesión presidencial de 1981. No fue el elegido. El candidato, Miguel de la Madrid, le pidió posiciones en el PRI: la Secretaría General, la Secretaría de Prensa y la dirección del IEPES. Le contestó: “mejor quédate con todo”. Renunció. Carlos Urzúa y Germán Martínez anticiparon el desastre que venía. Dimitieron de la Secretaría de Hacienda y el IMSS. El primero supo, como Margáin, que el país va a reventar económicamente. Martínez advirtió que venía un desastre en Salud. Se quedó corto. Entonces, ¿será momento para que Cuén renuncie?
GOTITAS DE AGUA:
Se ejerce el poder para servir o para servirse. Los cargos son, deberían ser, medios para llegar a fines superiores. Usarlos para estar vigente es un acto supremo de mezquindad. Cuando el fin es mantenerse en el poder, se arriba a uno de tres destinos: tirano, autócrata o cortesano. La política demanda siempre respeto en dos sentidos: hacia uno mismo —en eso que llamamos dignidad— pero también de la sociedad. La ambición es letal: consume los principios y la dignidad. Quienes tienen sueños febriles por un cargo superior, olvidan que la historia, a menudo, se escribe desde abajo y tiene sus propias reglas. No tiene atajos. Al aguantarlo todo en ese afán, se termina por perder el cargo y la historia. También la dignidad y después, el respeto de los demás. Por ello, Héctor Melesio Cuén Ojeda, le duela a quien le duela, goza de un capital político importante que, a mi criterio, perturba y genera envidia de algunos personajes de izquierda y derecha. Por último, lo que debo de reconocer y que de verdad me sorprendió fue la declaración emitida de corazón por el propio alcalde de Badiraguato, José Paz, tierra del titular de Salud y líder moral del PAS en Sinaloa y del actual Gobernador del estado, el Dr. Rubén Rocha Moya, pues se considera amigo de los dos personajes mencionados, no solo eso, sino que también se siente agradecido con Cuén, destacando en dicha entrevista que existe una gratitud de muchos años, aclarando que fue Cuén quien le brindó su mano e inicio su carrera en el servicio público. ¿Qué señal está mandando el alcalde de Badiraguato? Muy sencillo, que ambas partes se necesitan para transformar la obra social que en campaña destacaron. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…