Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea. Sinaloa y el propio gobernador, el Dr. Rubén Rocha Moya, empieza a recuperar su hermandad a través...
Benjamín Bojórquez Olea.
Sinaloa y el propio gobernador, el Dr. Rubén Rocha Moya, empieza a recuperar su hermandad a través del método de la reconciliación política del estado. La democracia sirve para que los gobiernos muten de manera pacífica. Esa es su labor central. En Sinaloa tenemos –me incluyo y autoflagelo- una ilusión: la democracia trae consigo grandes resultados. Pero para eso no sirve la democracia, ya que puede haber escrutinio, sanciones, límites, pero no puede garantizar buenos gobiernos. Por eso la decisión ciudadana de votar implica una alta responsabilidad cívica. La elección del 2021 fue de castigo generalizado, de cambios ideológicos, de creer en una verdadera transformación, pues haiga sido como haiga sido, pudo más la idiosincrasia, la imaginación y la voluntad radical. Lejos de lo perceptible y la irreverencia, de la traición y de los ejemplos de siempre, en donde las agrupaciones de la delincuencia organizada se hartó de la que hoy camina como una oposición sin rumbo, sin moral, pero es ahí en donde pugnan convertir las metas para un equilibrio faraónico en libertad y la búsqueda de la justicia social y al mismo tiempo poner de manifiesto que es necesaria la presencia de la oposición, para transitar, desde luego, en las resistencias y continuidad misma, pues quien encabeza el poder ejecutivo en Sinaloa, representa poner en marcha las nuevas expectativas y contradicciones sociales, para recuperar estabilidad, visión estratégica y amplio margen de maniobra. Ganó el enojo. La gente en todo ámbito quería sacar al PRI, al PAN y lo hizo. El problema es que, en política, no importa tanto a quien sacas, sino a quién metes a gobernar. Eso lo asimilan cientos de miles de personas en Sinaloa. Ahí radica un comienzo para alcanzar la estabilidad de un gobierno. La comentocracia se divierte buscando nombres en la oposición. Pero el tema no es solo de hombres y mujeres, también de programa. Para eso los subordinados tienen que considerar que su debilidad le da fortaleza al jefe del tercer piso, es decir, crear una fuerza absoluta, para después esparcirlas como esquirlas y así poder inflamarlas ante la opinión pública. Y aquí es en donde los funcionarios de primer nivel deberían volcar su creatividad y ser más mesurados en sus acciones políticas. Más allá del liderazgo creado a través del jefe del tercer piso, que importa; de la organización electoral, que debe fortalecerse, la gran ausencia es la de un proyecto. Lo que empieza es un cambio de 180 grados, pues a partir de ahí deberían dar a la política un sentido humano. Incluir a las personas en la economía —que hoy es también el conocimiento— y ponerles una apuesta: apostar por la caridad o apostar por el empleo. Pues las dos en su conjunto sería lo más idóneo y justo. Así es y no hay más. ¿Para qué se trabaja en política? A mi criterio, para recuperar la hermandad política en toda su expresión y sin distingo alguno partidista. Siendo esa la causa, hay que encontrar el método político. A mi juicio, no puede ser otro que la reconciliación. ¿Qué busca a sus primeros meses de gobierno el ejecutivo estatal de Sinaloa? Lo que no tiene, ¿y qué es? Un nuevo proyecto de estado, ¿y cuál es? Un gran ejercicio de imaginación. No de invención. Debe provenir de abajo y de afuera. Las voces de afuera deben ser escuchadas. Calibrar su dolor y sus intereses, pero también poner atención a las soluciones que ofrecen y, por supuesto, a sus anhelos. ¿Y quiénes deberían poner el granito de arena? Los mismos funcionarios de primer y segundo nivel en los tres órdenes de gobierno, así de sencillo. Los subordinados deben evitar la tentación de que un grupo de sabios diseñen una receta médica fría, rica en datos, pero sin corazón. En pocas palabras, fortalecer al ejecutivo y poner en marcha un programa firme, de certidumbre y visión política.
GOTITAS DE AGUA:
¿Qué empieza a buscar el Dr. Rocha Moya? Pues de acuerdo a sus recientes acciones de gobierno, un ejercicio de escucha: de abajo hacia arriba y de la periferia al centro. La gente sabe. Entiende. Es inteligente. Volver a caer en la tentación de armar una causa parida por “iluminati” que parezca es trabajar para construir un partido que fortalezca las debilidades ideológicas. Y ojo, sin querer ser bacalao, estos seis años pudieran convertirse en seis décadas. Por ello es importante lo que hoy se analiza y muchos no encuentran con altura de miras, un cambio radical de hacer política para todos, pues el Dr. Rubén Rocha Moya, a mi criterio, empieza a estabilizar su gobierno y poner orden con todos sus colaboradores del poder ejecutivo. Hay mucha creatividad, en los barrios, en los ejidos, en las personas que piensan diferente. Ahí hay un gran tesoro, quizá más rico que el que se encuentra en los cubículos de los tres órdenes de gobierno. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…