Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea. En el 2018 fue el hartazgo social generalizado del país quienes votaron con carro completo a favor...
Benjamín Bojórquez Olea.
En el 2018 fue el hartazgo social generalizado del país quienes votaron con carro completo a favor de Andrés Manuel López Obrador, y la verdad, la sociedad tenía totalmente la razón. La corrupción imperó a manos llenas y sin misericordia alguna. Hoy el noroeste del país se bañó de sangre y fue factor determinante para que la 4 Transformación ganara sobradas las elecciones.
En Sinaloa, Rubén Rocha Moya a mi juicio no necesitaba el apoyo de facto, fue competitivo, pero sin duda elevó el margen de votos en nuestra entidad, fue así como el propio gobernador electo quien sirvió de sostén para que la 4 Transformación en Sinaloa y sus candidatos aliados a distintos cargos de elección popular les allanara el camino como así sucedió en el 2018 con López Obrador.
El país se encuentra en un punto de quiebre en materia de seguridad nacional, luego de las ejecuciones de quince civiles en las calles de Reynosa, Tamaulipas a manos del crimen organizado, entre otras más entidades.
La muerte de civiles ultimados al azar como una forma de sembrar el terror frente a la lucha interna y descarnada de los cárteles del narcotráfico en el norte del país, evidencia la falta de control y acciones para contener a la delincuencia organizada que hoy gobierna el país de manera paralela con la llamada Cuarta Transformación. Resultan risibles las declaraciones dominicales del presidente, Andrés Manuel López Obrador quien se ufana de señalar la paz, tranquilidad y gobernabilidad en la que se haya un país que solo él puede percibir desde su óptica palaciega.
La guerra y reacomodo entre los cárteles de la droga en México se encuentra en todo su apogeo. Es innegable la abierta participación del crimen organizado en el pasado proceso electoral. Las ejecuciones, secuestros y amenazas dejaron al descubierto las presiones y los oscuros financiamientos que rodearon a muchos candidatos que asumirán gobiernos camuflados de colores partidistas, pero que en realidad responderán a intereses de la delincuencia organizada.
No se asusten, siempre ha sido así, nada más que antes de este proceso, las elecciones eran menos obvias y menos salvajes, pero eso sí, comprando conciencias a través de chapulines empresariales y de carteles de la droga. Lo cierto es, que el Presidente ha soltado las riendas de la lucha contra los cárteles de la droga en México arguyendo no querer “la guerra, sino la paz”, aunque ello implique la ejecución de civiles que murieron sin deberla a manos de sicarios que, en palabras de ellos, buscaban “calentar la plaza” para intimidar a sus adversarios.
La llamada fuerza nacional se mueve con letargo y estratégicamente en zonas donde solo hay que contener migrantes, organizar jornadas de vacunación o aplicar planes DN-III frente a siniestros e inundaciones, pero del resto parecen tener poco interés o bien seguir la instrucción de caminar de manera paralela y sin molestar a quienes operan territorios prácticamente controlados por el crimen organizado. Tal parece que los grandes operativos donde se decomisaban estupefacientes también quedaron en el pasado sexenal, pues ahora hay silencio extremo sobre las acciones del ejército en los territorios calientes.
Lo que vimos en Reynosa y otros estados del país es sin duda la máxima expresión de la falta de control del Gobierno de México ante un crimen organizado que se apresta a tocar a la población civil para controlar nuevas “plazas”. El gobierno del presidente AMLO permanece indolente frente a la urgencia de replantear su estrategia de seguridad que a todas luces ya fue rebasada. Quiero pensar que más bien el gobierno negoció y se entregó al crimen organizado desde la campaña presidencial del 2018.
GOTITAS DE AGUA:
Cientos de gobiernos municipales se alistan para entrar en funciones junto a decenas de diputados federales y locales a varios de los cuales no se puede eximir de nexos con organizaciones delincuenciales. Por lo anterior sería un error negar que el narcotráfico tendrá su cuota gubernamental y legislativa para los próximos meses, lo que se convierte en una riesgosa advertencia para las presidenciales del 2024, donde si nos descuidamos también la delincuencia podría hasta ponernos Presidente. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…