Venezuela pasó de ser productor de petróleo de primera línea a una industria de importancia media, alertan analistas venezolanos. La ab...
Venezuela pasó de ser productor de petróleo de primera línea a una industria de importancia media, alertan analistas venezolanos. La abrupta caída en la producción de barriles de petróleo ha sumergido a la principal industria del país sudamericano, en la peor crisis de su historia.
La caída en el bombeo de crudo diario es de al menos 350 mil barriles cada 24 horas, detalla en entrevista con El Nacional, el consultor económico, Asdrúbal Oliveros. Una perspectiva que el experto comparte con fuentes del mercado petrolero internacional y la Organización de Países Exportadores de Petróleo, los cuales colocan la producción nacional de marzo pasado en 1.5 millones de barriles diarios –el nivel más bajo en los últimos 30 años–, lo cual contrasta con 3.4 millones de barriles diarios en 1998.
El dato:
La directiva de la estatal petrolera no soluciona los problemas de la industria, porque son militares sin conocimiento de esta actividad.
El declive de PDVSA se ve reflejado directamente en los ingresos de la nación caribeña. “Las exportaciones petroleras en 2018 se ubicarán en 25 mil millones de dólares”, aseguró Oliveros al único periódico independiente que sobrevive en Venezuela. Según El Nacional, esta cifra es insuficiente para pagar la deuda externa Venezuela y de PDVSA. Tampoco alcanza para importar medicinas y alimentos.
El economista Maxim Ross, citado por el rotativo venezolano, explicó que la situación de la industria petrolera “es muy grave y delicada”, y por la caída tan pronunciada de la producción, Venezuela no se beneficia con los aumentos de los precios internacionales del crudo.
Las refinerías de PDVSA están al mínimo, advierte el analista a El Nacional, lo que ocasiona un fuerte déficit de gasolina en el mercado interno, pese a que el consumo ha descendido bastante debido a la recesión económica y la contracción del aparato productivo.
A la crítica situación de la empresa se le suma el éxodo masivo de sus trabajadores. De acuerdo al secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos del estado Falcón, Iván Freites, citado por Univisión, sólo durante la primera semana de enero renunciaron a la estatal petrolera 10 mil trabajadores, lo que equivale a siete por ciento de la nómina laboral, que hasta agosto de 2016 contaba con 143 mil empleados.
“Primera vez que ocurre esta situación en una empresa de esta categoría. A los trabajadores ya no les importa si les pagan las prestaciones (indemnización de ley al renunciar o ser despedido de un trabajo). La principal causa de esta huida es que perdimos el salario, un trabajador que con su sueldo no pueda comprar ni un huevo, es un esclavo”, dijo Freites a Univisión.