Al dar a luz, las estructuras celulares encargados de proteger al ADN de la degeneración disminuyen su tamaño. Al dar a luz, las estruc...
Al dar a luz, las estructuras celulares encargados de proteger al ADN de la degeneración disminuyen su tamaño.
Al dar a luz, las estructuras celulares encargados de proteger al ADN de la degeneración disminuyen su tamaño.
Tener hijos no sólo implica una responsabilidad permanente y absoluta, sino que también repercute en la longevidad, al menos a nivel celular y en comparación con sus amigas sin hijos. De acuerdo con un estudio a cargo de la Universidad George Mason, Virginia, Estados Unidos, publicado en la revista científica Human Reproduction, la estructura celular de las madres envejece 11 años más rápido.
Esto se explica porque, al dar a luz, las estructuras celulares llamadas telómeros -localizadas al final de los cromosomas y encargados de proteger al ADN de la degeneración- disminuyen su tamaño, una señal de envejecimiento, algo así como el reloj biológico de las células.El estudio comprobó, precisamente, que las mujeres que habían tenido hijos tenían telómeros más pequeños, característica que también se vincula con otras condiciones relacionadas a la salud de los seres humanos, como un mayor índice de mortalidad e, incluso, características físicas que delatan el envejecimiento.
Para la investigación, los científicos midieron los telómeros observado en muestras de sangre de 2 mil mujeres norteamericanas entre los 20 y los 44 años de edad y descubrieron que los telómeros de las mujeres que ya tenían hijos eran 4.2 por ciento más pequeñas que el promedio de las madres que no habían dado a luz, número que equivale a alrededor de once años a nivel celular.
Y esta diferencia en el tamaño prevaleció aún tomando en cuenta diferencias de edades o de peso. De acuerdo con lo que una de las autoras del estudio, Anna Pollack, a New Scientist, el cambio que detectaron es “más sustancial” que los cambios celulares provocados por el tabaquismo y la obesidad.Las mujeres que ya tenían hijos eran 4.2 por ciento más pequeñas que el promedio de las madres que no habían dado a luz, número que equivale a alrededor de once años a nivel celular
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