Por Juan Alfono Mejía Kratos Andrés Manuel López Obrador estuvo de gira en Sinaloa hace una semana. El futuro candidato del Movimie...
Por Juan Alfono Mejía
Kratos
Andrés Manuel López Obrador estuvo de gira en Sinaloa hace una semana. El futuro candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) visitó las principales plazas del estado. Coincidimos en el vuelo de regreso a la ciudad de México del día lunes.
Lo observé durante el trayecto. Se le veía sereno, apacible, dispuesto; en campaña, pues. Con gusto se tomó fotos y dio autógrafos. Mientras algún despistado se atrevía a presumirle su simpatía con el movimiento, el exregente le reviraba: “A ver, enséñame la credencial (del partido)”. Para asombro mío, ¡si la traía! En tiempos donde la militancia partidaria esta desprestigiada, aquí había un valiente que la presumía.
A decir verdad, no me enteré de los pormenores de su gira. Pregunté a un par de amigos “enterados”, al tiempo que revisé algunos periódicos de la entidad. A nivel nacional, nadie “jaló” la nota.
Encontré en sus discursos una declaración que llamó mi atención. López Obrador dijo: “en cada estado que visito hay un Duarte, como el de Veracruz o el de Chihuahua; un Padrés, como el de Sonora; o, un Borge como el de Quintana Roo.” Por supuesto que le dejó “sus atentos saludos” a MALOVA. Si bien sus palabras no son nuevas, suenan diferente. ¿Por qué?, lo desconozco. Quizás, sólo quizás, son otros oídos los que las escuchan, otros ojos los que las leen.
Quizás cada vez son más quienes se preguntan en voz alta lo mismo: ¿De verdad, López Obrador es el único que manda al Diablo a las Instituciones? ¿Acaso no lo hace también Osorio Chong, Secretario de Gobernación, cuando negocia la Ley de Educación con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)? ¿De verdad, AMLO es el único populista en México? ¿Cómo llamaríamos al 90 por ciento de quienes hoy ocupan un puesto público a nivel de regidor, alcalde, diputado o gobernador? De seguro, hombres y mujeres con ideas, no son; ¿De verdad, AMLO es un autoritario con aspiraciones absolutistas? ¿Cómo le llamamos al poder que se ejerce en las distintas entidades de la federación, donde la oposición ha sido comprada por el gobernador en turno, sin importar el partido político del que se trate? De verdad, de verdad, de verdad. En pocas palabras: ¿de verdad López Obrador es un peligro para México, pero “los demás” no? ¿Los partidos son la salvación? Probablemente SI lo son, pero éstos partidos políticos NO.
Si, la respuesta me perturba. ¡Pobre México! ¡Con una clase política tan degradada y poco ejemplar, y una elecciones presidenciales tan cercanas!
AMLO es el político más avanzado de su generación, más allá de filias o de fobias (Le compite Manlio Fabio Beltrones del PRI). No coincido con sus ideas ni con su estilo, mucho menos con su proyecto, pero nada me impide reconocer su talento y su talante. El que sabe, sabe y el que no, que aprenda.
Ahí esa la elección presidencial del 2006, donde a pesar de todo lo que hizo el Partido Acción Nacional y el presidente de la República, Vicente Fox, el entonces candidato del PRD alcanzó casi 15 millones de votos. En 2012 llegó en segundo lugar, gracias a que logró convencer y con ello cambiar el sentido de su percepción “negativa” al candidato del “amor republicano”.
Dejo México por un momento de lado y me concentro en la “patria chica”, en Sinaloa. Me pregunto entonces, ¿si acaso AMLO es un peligro para Sinaloa? La verdad, no entiendo a la clase política en el poder. En 2018, López Obrador tiene su mejor oportunidad para sentarse en la silla presidencial, gracias a que encontró la fórmula para que otros hagan campaña en su favor.
Por ejemplo, durante su gira por el estado, más de algún sinaloense piensa en AMLO cuando:
1. SNTE 53. La mañana del martes 18 de octubre, los sinaloenses se despiertan con la brillante noticia de que “el gobierno desactivó la huelga de los maestros”. Brillante forma de operar a “billetazos”, a costa del erario público. La cuestión no es si se les debe o no a los maestros o, más bien, a sus líderes corporativos. ¡¿El punto es por qué se les deben esos montos?! El corporativismo tiene quebrada las finanzas de Sinaloa…y del país.
2. Militares emboscados. Todavía resulta desconcertante lo sucedido a los militares en Culiacán. ¿Cómo es posible que un convoy de 10 camionetas no hayan sido detectadas por la cámaras de C4? ¿Por qué ninguna de las corporaciones llegó a auxiliarlos, ni siquiera de su propio regimiento? Mucho me temo que intuimos la respuesta: la corrupción mata y nuestras instituciones están carcomidas.
3. UPES en Sinaloa. Ya son varias semanas desde que la Universidad Pedagógica en Sinaloa es motivo de escándalo. Los señalamientos en contra de su Rector por hostigamiento y venta de plazas son cada vez más consistentes y fundamentados. Esta en el interés de todos nosotros el cuidad a una institución de esta naturaleza, de resguardar su credibilidad, que sin duda la tiene, y no permitir que este valioso capital político y social sea dilapidado por intereses poco claros.
En fin, imagine usted este tipo de circunstancias en cada uno de los estados que visita AMLO: corporativismo, corrupción y falta de credibilidad. Sin duda, se lee diferente y se escucha de otra forma.
De este tamaño es el desafío que tenemos frente a nosotros los sinaloenses. De este tamaño es el compromiso que debemos adquirir con otra forma de hacer política, si acaso se cree que López Obrador es un peligro para México o para Sinaloa. De este tamaño es el reto para la administración entrante, con Quirino Ordaz. Su punto de partida será el anuncio de su gabinete. Pero éste, será material para otra entrega.
Pronto, muy pronto veremos, ¿qué tan real asumimos que AMLO es un peligro para Sinaloa?
Que así sea.