Reconocer y reivindicar la actividad económica y productiva que realizan las empl...
Reconocer y reivindicar la actividad económica y productiva que realizan las empleadas del hogar, para pugnar por su reconocimiento y el acceso a sus derechos laborales. Ciudad de México.- Organismos internacionales reconocen el 30 de marzo como el Día de la Trabajadora Doméstica. No es una fecha para celebrar, sí para reconocer y reivindicar la actividad económica y productiva que realizan las empleadas del hogar, para pugnar por su reconocimiento y el acceso a sus derechos laborales. De acuerdo con el Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos, la expresión trabajador/a del hogar designa a toda persona que lleva a cabo labores domésticas dentro de una relación de trabajo. El 16 de junio de 2011, la Conferencia Internacional del Trabajo, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptó el Convenio 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, un texto normativo internacional cuya ratificación está pendiente igual que materializar su puesta en práctica. El Convenio 189 ofrece protección específica a las trabajadoras y los trabajadores domésticos, establece los derechos y principios básicos, y exige a los Estados tomar medidas con el fin de lograr que el trabajo decente sea una realidad para trabajadoras y trabajadores domésticos. El documento, puede ser consultado en la página web http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_protect/---protrav/---travail/documents/publication/wcms_164520.pdf. Fue en 1989 cuando organizaciones de empleadas domésticas de diversas partes del mundo celebraron el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar en Bogotá, Colombia. Su objetivo, en aquella fecha, fue colocar en la agenda pública la problemática que viven a diario, como discriminación e indiferencia social. En ese congreso también se conformó la Confederación Latinoamericana y del Caribe de trabajadoras del Hogar (Conlatraho), y se instituyó el 30 de marzo como Día de las Trabajadoras del Hogar. En esa reunión participaron representantes de unos 11 países de Latinoamérica, para debatir las adversidades a las que se enfrenta la actividad doméstica, como maltratos, discriminación y largas jornadas de trabajo sin seguridad social, entre otros. Aun cuando los esfuerzos y las voluntades que se reunieron para realizar aquel primer Congreso, que tuvo nuevas versiones en Santiago de Chile, 1991; Guatemala, 1995 y en México, 2001, siguen vigentes sus demandas para mejorar las condiciones laborales. La formación de gremios y asociaciones, el progresivo avance en la profesionalización de la actividad y los derechos ganados por las trabajadoras del hogar en cada país, como salario justo, seguridad social y día de descanso semanal, son avances que se recuerdan ese día. De manera genérica, las labores domésticas remuneradas se diferencian entre las "de planta", donde las empleadas residen en el lugar donde trabajan, y las de "entrada por salida", por la que sólo cumplen con una jornada sin pernoctar. En diversos países de América Latina, las empleadas domésticas han logrado avances en el reconocimiento de sus derechos laborales, como en Uruguay, donde gozan de iguales derechos que el resto de los trabajadores del país, como jornada de ocho horas y un máximo de 44 horas por semana. En México, al cuarto trimestre de 2012 se contabilizó un total de dos millones 75 mil 583 trabajadoras en servicios domésticos, de un total de 18 millones 429 mil 727 que conforman la población femenina económicamente activa y con un empleo remunerado. |