Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea Acompañado de un café late expresaré lo que pienso sobre el movimiento telúrico que hizo López Obra...
Benjamín Bojórquez Olea
Acompañado de un café late expresaré lo que pienso sobre el movimiento telúrico que hizo López Obrador la semana pasada. Pues mandar a Olga a presidir la cámara alta y colocar a su delfín y amigo entrañable Adán Augusto López es de pensar un posible doble “jaque mate” a Ricardo y Marcelo, ya que con un solo movimiento los morenos auténticos como en el caso de Augusto que han acompañado desde el 94 a AMLO pudiera ser la antesala de que un nuevo pretenso saliera a la palestra, y no precisamente Marcelo Ebrard que le ha cuidado las espaldas a López Obrador desde la regencia de la capital del país y la resiliencia desde el exterior no es más que un estereotipo político de los no auténticos morenos que no empezaron en el proyecto del dueño de Morena. Con “un solo movimiento” paró en seco al senador Ricardo Monreal, aspirante a la candidatura presidencial. Y le dejó en claro a Marcelo Ebrard, otro que pretende sucederlo, que no es el elegido, pese a su protagonismo de los últimos tres años y hasta inesperado salvador de afganos, y afianzó la posibilidad de que un “morenista legítimo” y no un “neo morenista” tiene más posibilidades de pelear la candidatura. Por eso vale más bueno conocido que malo por conocer. Lo cierto es, que también puede ser que no pretenda frenar la carrera de los aspirantes, sino más bien equilibrar la contienda. Me explico. Dentro de Morena hay dos grupos, los “morenos legítimos”, que son quienes han caminado con AMLO desde aquel 1994, cuando denunció fraude electoral en Tabasco y lanzó su éxodo por la democracia --de esa entidad a la Ciudad de México--, más los que se le sumaron durante su paso por la jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 2000. Estos últimos aguantaron de todo: insultos, noches en la avenida reforma en 2006, durante el plantón, y un largo etcétera en el Congreso de la Unión, cuando eran aplastados por la mayoría panista y la suma de los priistas. Luego están los llamados “neo morenos”, como Marcelo Ebrard, a quien no le tocó construir Morena, y tienen una gran alianza, coincidencias y lealtades con López Obrador. Quizá aquí podría incluirse a Ricardo Monreal Ávila, otro político que ante el vendaval sabe reinventarse. Estos dos llevaban su carrera por la candidatura presidencial a todo galope. Ebrard salvando a México y al mundo, consiguiendo vacunas y rescatando afganos; Monreal, corrigiendo la plana a los diputados federales y sacando desde el Senado las reformas constitucionales del presidente. Por el lado de los “morenistas legítimos”, Claudia Sheinbaum, que más que correr parece caminar y, por si fuera poco, lo hace bajo la sombra del presidente, desdibuja su figura ante los otros dos. Ahora, con el movimiento político, el presidente equilibró el juego de la sucesión presidencial sumando a otro “moreno legítimo”: Adán Augusto López Hernández --hermano de Rosalinda e hijo de Payambé López, el hombre que compró un par de zapatos a AMLO--, al nombrarlo secretario de Gobernación. Pero no solo eso, el presidente frenó abruptamente el poder de Ricardo Monreal en el Senado al momento en que Olga Sánchez Cordero retomó su curul y quedó como presidenta de la Mesa Directiva. Quizá Monreal no desayune tanto en Palacio Nacional y su lugar sea ocupado por la ministra en retiro. AMLO parece haberle puesto un alto al zacatecano, pero no al grado de humillarlo, aunque el mensaje llegó sin duda al oído y perspicacia de Ebrard. Equilibrada la contienda por la candidatura presidencial morenista, de paso el presidente se afianza para operar. Las grandes reformas se hicieron en los primeros tres años, con la legislatura saliente, ahora toca fortalecerlas y operarlas en el trienio que le queda. Para ello, López Obrador parece apoyarse más en los “morenos legítimos” que en los “neo morenistas”. Los “morenos legítimos” son los fieles a toda prueba, como por ejemplo el grupo Tabasco. Hoy la figura principal de este grupo es Adán Augusto López Hernández, el nuevo secretario de Gobernación. En la operación está su hermana Rosalinda, quien relató la anécdota de los zapatos y quien desde el inicio del gobierno ha ocupado la poderosa posición de administradora general de la Auditoria Fiscal Federal del Servicio de Administración Tributaria (SAT). En el grupo está su esposo, el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, pero también forma parte del grupo Tabasco Fernando Mayans Canabal, esposo de Silvia López Hernández. Dicen, quienes saben, que Fernando Mayans es un buen operador, y su cuñado, Adán Augusto, podría llevárselo de asesor externo a Gobernación. Destacan igualmente el hermano de Fernando, Humberto Mayans Canabal, quien desde 2019 es consejero independiente de Petróleos Mexicanos (Pemex), o Javier May, secretario de Bienestar Social; pero también está Octavio Romero Oropeza, director de Pemex. Todos juntos conforman el poderoso grupo Tabasco o, si se quiere, el grupo de “morenos legítimos”, que son en quienes más confía López Obrador.
GOTITAS DE AGUA:
En conclusión: aunque el presidente de la República dejó en claro a Ricardo Monreal --acusado por morenistas legítimos de la debacle de partido en la delegación Cuauhtémoc, el pasado 6 de junio-- que su poder no es tanto, debiera pensar antes de eliminarlo de los desayunos de Palacio. Recordemos que Gabriel García Hernández, el súper, súper delegado, el que tuvo el control sobre miles y miles de servidores de la nación, fue degradado a senador. Él tiene el padrón de los servidores y, si aún lame las heridas que le dejó el desalojo del poder, podría unirse a Monreal en el Senado. Una alianza entre ambos podría poner en jaque nuevamente la caminata de Claudia Sheinbaum por la Presidencia de México, o hacer trastabillar a Adán Augusto López Hernández, el nuevo jugador en esta adelantadísima carrera presidencial. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…