Sobre el camino Benjamín Bojórquez No hace menos de un mes que el PRI llevó a cabo su XXIII Asamblea Nacional, misma en que quedó clarament...
Sobre el camino
Benjamín Bojórquez
No hace menos de un mes que el PRI llevó a cabo su XXIII Asamblea Nacional, misma en que quedó claramente establecido que el PRI siempre será el PRI. El gatopardismo que ha caracterizado a dicha institución política a todo lo largo de su historia, se volvió a manifestar en este evento, en que además de volver a hacer lo que siempre han hecho –transformarse para agradar al presidente de la República en turno– volvieron a presentarse como innovadores, transformadores y vanguardistas, al acercarse cada vez más a los planteamientos que pueden ganarle las simpatías de López Obrador. Lo que diferenció a esta Asamblea, es que por primera vez se transforman al gusto de un presidente no priista en lo que algunos ven como oportunismo puro y una confirmación de que se saben heridos de muerte a menos que el oxígeno de Palacio Nacional les regale un poco de vida artificial. Montados en cifras alegres –en que no mencionan que perdieron 8 de las 12 gubernaturas que tenían al principio de esta administración– justifican que están en pleno ascenso porque recuperaron algunos distritos y unos cuantos municipios en las elecciones del pasado mes de junio. Y si no hubieran tenido la inercia de la alianza que hicieron con el PAN y el PRD, muy probablemente no hubieran alcanzado ni siquiera esos triunfos marginales que venden como si fueran grandiosos. En Sinaloa, el otrora partido habla de democracia social, del fortalecimiento de las bases, de ser autocríticos, pero siguen perdidos con sus mismas mañas, un partido clientelar que lejos de ascender a la libertad de su militancia optan por vender anzuelos, pero sin una carnada deseosa que construya para recuperar lo perdido, o por lo menos, mantener lo que se tiene. Pero lo que más llama la atención, es que la supuesta transformación priista acabó y echó fuera de ese partido una serie de ideas que –a decir de una clase política refundadora– les fueron y están siendo impuestas desde el poder. Como si muchos de los que buscan dirigir al PRI en Sinaloa les interesara meter las manos al fuego por una real transformación, idea y posicionamiento de ese poder del que hoy se dicen víctimas; como si muchos de ellos no hubieran sido parte de esos gobiernos de los que hoy se pretenden deslindar. Como colofón de la transformación tricolor trascendió que ya desterraron el neoliberalismo y que ahora son de centroizquierda, socialdemócratas, feministas, ambientalistas, enemigos de la discriminación, progresistas, aliados de las causas populares. Y yo me pregunto, ¿son los mismos de siempre? Prueba de ello, lo que intentan hacer es darle continuidad al dedazo que, en realidad, no es una construcción y mucho menos democracia lo que pretender vender. Un senador en funciones que empieza a moverse para una posible reelección en su entidad sinaloense, pero para ello, requiere buscar un delegado o gerente de vasta experiencia política para intentar conciliar y cambiar estatutos, colocar candados y cambiar a todo un consejo político para que determine quienes serán la nueva moda política de Sinaloa. Hay personajes que tienen lo suyo para recuperar esa confianza de la militancia, esa militancia que hace un poco más de 20 años había recuperado su vida democrática interna. Quien no recuerda la lucha interna de Juan S. Millán y el extinto Lauro Díaz Castro, a partir de ahí y de haber dejado sucesor el itinerante ex gobernante Juan S. Millán, regresaron los vicios, las mismas prácticas de imponer, aún y así se sacrifiquen al partido en mención. A mi criterio, y duela a quien le duela, Marco Antonio Osuna Moreno es uno de los activos que buscan la dirigencia estatal del PRI y que mejor trayectoria partidista tiene, hombre forjado en las entrañas de las bases, en su participación partidista siempre entregó buenos números, ¿a qué se debe? Pues muy sencillo, trabajó para la militancia de a pie, para el partido, para las bases, pero nunca pensando en ver como beneficiarse del cargo que ostentó, eso hace a un verdadero líder, un hombre que trabaje no pensando en una pluri o auto – candidatearse. A mi juicio, Marco Antonio Osuna Moreno, es la vitamina, no para salir del marasmo inmediato en lo que han convertido al tricolor como una oficialía de partes, sino para recuperar lo que el PRI ha perdido. El discurso de Alejandro Alito Moreno me recuerda más a Salinas, que el profundo discurso de esperanza de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Si usted cree que la ideología del PRI cambió en algo de los tiempos del licenciado Juan S. Millán para acá, “solo dele like”.
GOTITAS DE AGUA:
Marco Antonio Osuna Moreno es joven, es pragmático, es autocrítico, es reconocido priista que busca romper con las mismas inercias, de imposiciones y ese auténtico dedazo que sigue apoderándose de los que hoy tienen el sartén por el mango. Alito Moreno tiene su gayo en Sinaloa, muchos saben que Gomer Monárrez junior lleva una muy buena amistad con el actual líder del PRI a nivel nacional, pero también surgen otras u otros personajes que solo pretenden apropiarse del cargo, sí, apropiarse de candidaturas y vendettas políticas, pero a mi criterio, Marco Antonio Osuna del meritito Ahome municipio lucha desde el tuétano para cambiarle el rostro al PRI, ser una real oposición cuando se tengan los elementos, y así recuperar lo que por cundinas ha perdido el PRI desde la época en que Don Juan Millán era el tlatoani sinaloense. Por lo pronto, los ánimos aumentan, y veremos más adelante si en realidad pretenden refundar al partido o refundirlo más. En esa tesitura, Marco Osuna, de forma institucional y como miembro distinguido del partido mencionado busca ganarse los votos de la militancia priista para llegar a dirigir al Partido Revolucionario Institucional estatal en Sinaloa. La tarea es titánica y muy complicada, porque este personaje va por la libre democracia, pero este tipo de personajes en mención le inyectarían al PRI vida democrática y no un marxismo didáctico que termine por declarar en estado de indefensión una cultura política más empática, más participativa, más propositiva, abierta a todo tipo de expresión política, y así generar aliento, positivísimo y dinamismo al interior del PRI. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
