Altoparlante Juan Manuel Partida Valdez Qué tristeza encontrar que tuvimos razón en nuestras advertencias contra el ridículo optimismo con q...
Altoparlante
Juan Manuel Partida Valdez
Qué tristeza encontrar que tuvimos razón en nuestras advertencias contra el ridículo optimismo con que en la alianza esperaban los resultados favorables de la elección estatal.
Dirán que a toro pasado es fácil explicar, pero en mis columnas expresé de manera previa y reiterada no sólo las traiciones y las simulaciones priístas sino además la urgencia de que los operadores de la alianza formada por el PRI, el PAN y el PRD se pusieran las pilas y salieran de esos otros datos en los que ganaban sin problemas, y sumando más cada día.
Advertimos incluso la posibilidad de traidores que trabajaban para que Mario Zamora y el PRI perdieran todo o casi todo.
Y la realidad nos da nuevamente la razón, en conjunción con la muy evidente falta de enjundia para atacar a los contras.
Tómese como ejemplo lo sucedido en Nuevo León, donde la candidata de Morena cayó de un primer lugar muy cómodo hasta el cuarto sitio en las preferencias electorales; sucedió porque la exhibieron como mentirosa y deshonesta.
En Sinaloa pudieron hacer lo mismo con Rocha Moya, pero por increíble que parezca se prefirió ser comedido y caballeroso, como si competir en una elección constitucional fuera irse de día de campo, en un comportamiento que supuestamente generaría las simpatías de quienes aún no decidían el sentido de su voto.
Al momento de entregar esta columna los resultados del programa de resultados preliminares era muy demoledor, con una ventaja a favor del candidato morenista que fue señalada en algunas encuestas y que no pocos consideramos un absurdo descomunal.
El hecho es que como también en Altoparlante señalamos la coalición Morena-PAS operó de manera satisfactoria frente a escenarios que pudieron desbarrancar a su candidato.
Trabajaron mucho mejor que sus contrincantes, y por eso los resultados.
Así entonces, el hecho es que todo indica que tendremos como gobernador de Sinaloa a un político mentiroso, corrupto y cínico.
Ahí están no solamente su infame declaración patrimonial y sus tráficos de influencias para enriquecer a sus hijos, sino además el cinismo con el que ayer mismo respondió al cuestionamiento sobre los hechos de violencia registrados durante el proceso electoral.
Nadie con media neurona puede creer que ni él ni Morena tuvieron nada que ver con el secuestro de cuando menos 50 operadores priístas, así como con las amenazas de grupos armados y el robo de urnas electorales.
Ganaron los narcos, y tendremos un gobierno arrodillado ante los mafiosos.
Seguramente andan muy contentos Rubén y Héctor Melesio Cuén Ojeda, pues a ambos lo único que les interesa es satisfacer sus ambiciones de poder político y económico.
Los sinaloenses que se frieguen, y que sigan tragando atole.
Sobre qué papel jugó el gobernador Quirino Ordaz Coppel, deja de ser un rumor y se convierten en convicción que no solamente abandonó a su partido político el PRI, sino que en el momento crucial de decidir prefirió nadar de muertito y a favor del presidente de la república.
Entregar todo o casi todo, en la ilusión de que vivirá tranquilamente como exgobernador del estado.
Creo que pecó también de ingenuo y que en su salud lo hallará.