Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea. Traiciones al interior del priismo que ni siquiera permitieron que su líder Alito ganara Campeche...
Benjamín Bojórquez Olea.
Traiciones al interior del priismo que ni siquiera permitieron que su líder Alito ganara Campeche. Se dice que Alito jugó para él, perdiendo toda credibilidad política, en pocas palabras, se vendió al puro estilo de sus propios intereses. De los 15 estados que el domingo pasado fueron a las urnas para elegir mandatario, ocho son gobernados por el PRI. El otrora partidazo los perdió: Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Campeche, Zacatecas y San Luis Potosí. Los siete primeros los ganó MORENA y el último estado la alianza PVEM-PT. Esta estrepitosa derrota, de acuerdo al periodista de El Universal, Raúl Rodríguez Cortés, levanta sospechas sobre todo en Campeche, donde figuraba como candidato el sobrino del actual dirigente nacional tricolor, Alejandro Moreno, donde fracasó el campechano Christian Castro Bello. Que otra lectura pueden darle queridos lectores. ¿Debería de renunciar Alito por dignidad? Hay versiones que corroboran el abandono del comité nacional y otros opinan que fue una traición de los gobernadores de esos estados y más que traición, dejar de operar políticamente y negociar con el presidente AMLO y con las dirigencias de MORENA para evitar situaciones judiciales posteriores donde en el caso más extremo sería pisar la cárcel. Por alguna extraña razón, en Sinaloa nos viene a la memoria el conocido y nunca desmentido pacto de Jesús Aguilar Padilla, ex gobernador y priísta que entregó la plaza por su desmedida conducta al otro PRI revuelto por distintas plataformas políticas, convirtiendo a Mario López Valdez gobernador de Sinaloa en el 2010. Lea usted. La versión actualizada del periodista Raúl Rodríguez, pues se escribió el viernes 11 de junio, no tiene desperdicio: En el análisis del porqué de la tan estrepitosa derrota, la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional, a cargo de Alejandro Moreno Cárdenas, baraja un menú de respuestas, pero se inclina por una, el abandono si no es que la traición de los gobernadores de esos estados a los candidatos de la alianza PRI-PAN-PRD. Es fácil quitarse el compromiso, pues no le queda de otra. En Sonora, la gobernadora Claudia Pavlovich abandonó al priísta Ernesto (a) El Borrego Gándara, porque sabía que, de ganar, la revisaría implacablemente, no obstante que comparten militancia en el PRI. Y no sólo eso. En aquella entidad hay mucha suspicacia respecto a los negocios del esposo de la gobernadora. En Sinaloa, el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, senador de la República, también es de extracción priísta. Al senador con licencia fue impulsado por el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno (Alito), donde dicen lo dejó en pleno abandono por el temor de que salgan a relucir los negocios con un poderoso grupo empresarial en mi querida entidad, además, de que el tema de facto mantuvo acotada a la clase operativa del mismo PRI y de otras corrientes partidistas. Dicen que el gobernador sinaloense, Quirino Ordaz Coppel se mantuvo desde las gradas y jugó políticamente, como un auténtico político imparcial, en donde a mi criterio fue un error del senador sinaloense detentar juicios que podrían provocar una implosión en Sinaloa, pues a pregunta express de Ciro Gómez Leyva, sobre el porqué el gobernador permitió que los grupos de facto operaran en distintas localidades del estado, pues a decir verdad era la misma federación la que debió encargarse de dichos actos de violencia electoral, entonces, más bien, ¿en dónde estaba Alejandro (Alito) Moreno? Es fácil buscar culpables, pero aun y así, Rubén Rocha Moya nos guste o no nos guste gana con una diferencia abismal, pues en Sinaloa se dieron varios factores que incidieron el pasado domingo 6 de junio. Considero que al personaje que le deben preguntar de esta soledad en el PRI en Sinaloa es al dirigente nacional del PRI, el principal personaje que se encargó de negociar ante las más altas cúpulas del poder, pues el más beneficiado de esta debacle electoral es principalmente Alejandro (Alito) Moreno. Pugnas interpartidistas y temores a futuros procesos judiciales habrían pesado también en el ánimo del gobernador de Colima, José Ignacio Peralta, de origen priísta y perfil empresarial, muy amigo de personajes centrales del gobierno de Enrique Peña Nieto como Luis Videgaray. No se olvide que fue subsecretario de Comunicaciones y Transportes del hoy finado, Gerardo Ruiz Esparza, quien es recordado por sus vínculos con el Grupo Higa, contratista estrella de aquel gobierno y protagonista del escándalo de la Casa Blanca y la española OHL. Culpas similares se le atribuyen al gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena, que, mediante una negociación con la candidata de MORENA, Lorena Cuéllar, antes de tener una tendencia clara con los resultados preliminares, salió a reconocer la derrota del tricolor y de su candidata aliancista, también de origen priísta, Anabel Ávalos Zempoalteca. En San Luis Potosí, el gobernador, Juan Manuel Carreras, fue el que metió a la cárcel a Ricardo (a) El Pollo Gallardo, un personaje sin duda impresentable, pero que ganó la elección por la alianza PVEM-PT. Su temor a que le regresara la copa, dicen los que saben, llevó a Carreras a negociar y abandonar al candidato aliancista César Octavio Pedroza, este sí de cuna blanquiazul. En Zacatecas, el gobernador Alejandro Tello habría dejado colgado a la candidata aliancista Claudia Anaya Mota, senadora de la República con licencia de cuna priísta, luego de pactar con el clan político local de los Monreal. En Guerrero pesó en el ánimo del gobernador, Héctor Astudillo, el mismo temor que cuando le ordenó a su Fiscal, Xavier Olea, frenar la investigación por abuso sexual y violación contra Félix Salgado Macedonio, quien emprendería según sus previsiones, una cacería en su contra. Por lo tanto, habría pactado con él y abandonado al candidato aliancista de origen priísta, Mario Moreno Arcos. Campeche tiene un triple empate técnico. Al confirmarse la derrota deberá haber explicaciones de quien gobernó esa tierra y hoy lidera al PRI. Por lo pronto está el reparto de culpas de Alito. ¿Qué dirán los que están al otro lado de un priísmo que evidentemente quedó dividido? Hasta aquí la columna de Rodríguez Cortés. Para fortalecer sus dichos sobre las traiciones y abandono, hay dos ejemplos claros. Primero, basta leer los titulares principales del periódico La Jornada días antes de la elección: Domingo 30 de mayo: Denuncian a Alito por el desvío de $59 millones en Campeche. Lunes 31 de mayo: Irregularidades de Alito en Campeche por 3 mil 852 mdp. Dos, sobre el caso Sonora, todo mundo sabe que Claudia Pavlovich fue impuesta por Manlio Fabio Beltrones, a quien desde hace tiempo se le acusa de haber recibido dinero público para las campañas del PRI en la elección de 2015, proveniente de las arcas del estado de Chihuahua. A principios de junio, el Juzgado Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en Ciudad de México otorgó una suspensión provisional al ex dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, que impide que sea detenido en caso de que las autoridades de Chihuahua hubieran obtenido alguna orden de aprehensión en su contra, por acusación realizadas en el fuero común. Hay que agregar el guiño de ojo de AMLO al PRI hace pocos días para que MORENA alcance la mayoría constitucional en la Cámara de Diputados. En síntesis, “presiones, traiciones y abandono por miedo a pisar la cárcel”. No busques culpables, Alejandro Alito Moreno, si tienes vergüenza, deberías de renunciar. ¿A poco no?
GOTITAS DE AGUA:
Por cierto el día de ayer el congreso del estado en Sinaloa suscitó un evento muy polémico sin precedente alguno, ya que Sinaloa es un estado machista y bronco, pues ante varias inasistencias de algunos curulistas y un clero aturdido, lograron finalmente que el matrimonio igualitario de los mismos ambos sexos unieran legalmente ante Dios su unión matrimonial, lo que ha provocado un sinfín de comentarios a favor y en contra por tan delicado tema que durante años ciertos sectores sociales han expresado escozor ante la opinión pública. Lo cierto es que nadie les hace caso ya, pues la iglesia y sus curas abiertamente hicieron campaña contra AMLO y no lograron lo que ellos pedían a sus creyentes, esto es un claro mensaje para el clero. Considero en muy particular punto de vista, que la iglesia no debe meterse en asuntos políticos. “Es cuanto”. “Nos vemos Mañana”…