Entre Veredas Marco Antonio Lizárraga “El mundo es la suma total de nuestras posibilidades vitales”, José Ortega y Gasset ACUERDOS...
Entre Veredas
Marco Antonio Lizárraga
“El mundo es la suma total de
nuestras posibilidades vitales”, José Ortega y Gasset
ACUERDOS
En un país donde muchas
decisiones gubernamentales suelen tomarse desde el escritorio, el Ayuntamiento
de Culiacán ha dado muestra de una política distinta: una que prioriza el
diálogo, la escucha activa y el respeto a la voluntad ciudadana.
La reciente reunión sostenida
entre funcionarios municipales y vecinos de fraccionamientos donde se proyectan
obras del programa “Viviendas para el Bienestar” confirma este compromiso.
El alcalde Juan de Dios Gámez
Mendívil ha dejado en claro que su administración no busca imponer, sino
construir con la gente.
Y eso, en estos tiempos, es una
postura valiente y necesaria.
En lugar de evadir el conflicto o
acelerar procesos por encima del consenso, el Ayuntamiento ha puesto sobre la
mesa su disposición a no realizar ninguna obra si no hay un acuerdo con las
comunidades involucradas.
Eso es gobernar con
responsabilidad.
En la reunión, encabezada por el
secretario de Desarrollo Urbano Ricardo Sainz y la directora del IMPLAN Simei
Cebreros, también participaron los regidores Cinthya Valenzuela y Luis García,
quienes dieron muestra del compromiso del Cabildo por atender de manera cercana
y directa las preocupaciones ciudadanas.
Esta presencia no es menor: habla
de un cuerpo edilicio involucrado, que no se limita a lo administrativo, sino
que entiende la importancia del acompañamiento político en cada paso del
gobierno municipal.
Se asumieron compromisos
concretos: revisar el tema legal del uso de suelo y mejorar espacios públicos,
todo en un marco de comunicación directa y permanente. Y lo más importante: se
reafirmó que no habrá construcción sin consenso.
Hay que decirlo con claridad: el
programa de “Viviendas para el Bienestar” es una iniciativa noble que busca
atender el déficit habitacional en la capital sinaloense.
Pero el verdadero mérito de este
gobierno no está solo en impulsar proyectos sociales, sino en hacerlo con
sensibilidad política, sin atropellar a nadie. Escuchar a los vecinos, darles
espacio, explicar, convencer, ceder si es necesario. Eso es democracia.
En un contexto nacional donde las
tensiones sociales a menudo se resuelven con desplantes o indiferencia, lo que
ocurre en Culiacán es digno de reconocimiento. Juan de Dios Gámez Mendívil no
está gobernando solo con programas; está gobernando con principios.
Y en esa ruta, el Ayuntamiento
marca un camino que otros deberían seguir: el de una política que no olvida
que, al final, el poder público tiene sentido solo cuando se ejerce para y con
la ciudadanía.
RECONOCIMIENTO
El municipio de Ahome vuelve a
destacar a nivel estatal y nacional, y esta vez lo hace con un reconocimiento
que trasciende lo simbólico: es resultado de una gestión pública eficiente,
comprometida y alineada con principios de transparencia, innovación y, sobre
todo, cercanía con la ciudadanía.
Bajo el liderazgo del alcalde
Gerardo Vargas Landeros, el Ayuntamiento obtuvo el primer lugar en la Guía
Consultiva de Desempeño Municipal 2024, una herramienta del Instituto Nacional
para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) que evalúa con rigurosidad
el desempeño institucional de los gobiernos locales.
Este logro no es fruto del azar.
Es consecuencia de un trabajo articulado, de una planeación estratégica que ha
involucrado a todas las áreas del gobierno municipal y de una convicción clara:
gobernar con eficiencia, pero también con sensibilidad.
La Directora de Planeación
Municipal, Iveth Félix Castro, lo dijo con claridad al recibir el
reconocimiento en representación del presidente municipal: el éxito de Ahome es
resultado de un trabajo en equipo guiado por un liderazgo firme y comprometido.
Destaca también que Ahome fue
distinguido por implementar la mejor práctica municipal del estado a través del
proyecto “Por Humanismo, JAPAMA de tu lado”.
Esta iniciativa, reconocida por
su carácter innovador y replicable, refleja el nuevo rostro de la Junta de Agua
Potable y Alcantarillado del Municipio de Ahome: una institución que pasó de
estar en crisis a ser ejemplo de transformación y mejora continua.
Lo que antes fue una debilidad
estructural, hoy es una fortaleza que brinda servicios de calidad, con
eficiencia operativa y atención ciudadana oportuna.
El reconocimiento cobra aún mayor
relevancia si se toma en cuenta que la evaluación fue aplicada por la
Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO) y coordinada por el Instituto
Sinaloense de Desarrollo Social (ISDESOL), lo que garantiza imparcialidad y sustento
técnico. Y más allá de los porcentajes —que, en el caso de Ahome, rozan el 95%
de cumplimiento en los reactivos evaluados— lo que debe destacarse es el
enfoque humanista con el que se ha gobernado: poniendo a las personas en el
centro, con acciones concretas que mejoran su calidad de vida.
Este tipo de reconocimientos
dignifican el servicio público. Reflejan que cuando se combina visión,
liderazgo y capacidad de ejecución, es posible cambiar la realidad desde lo
local.
Ahome es hoy una referencia
positiva en Sinaloa y en el país, y eso debe celebrarse, pero también asumirse
como una responsabilidad: la de seguir consolidando un gobierno que escuche,
resuelva y construya confianza desde el territorio.
POR BUEN CAMINO
Cuando se habla de progreso
tangible, pocas acciones lo reflejan tan claramente como la ejecución eficiente
de obra pública. En Mazatlán, el inicio del 2025 ha sido ejemplo de cómo una
visión ordenada, con prioridades bien establecidas y recursos bien aplicados,
puede marcar la diferencia en la vida cotidiana de las personas.
Bajo la administración de
Estrella Palacios Domínguez, se han concluido ya 12 obras y hay 39 más en
distintas etapas de avance, lo que representa un dinamismo notable en materia
de infraestructura social.
El enfoque de esta administración
no solo está en construir por construir, sino en generar bienestar real. Más de
100 millones de pesos ya han sido aplicados de los 336 millones contemplados en
el Plan de Obras 2025, priorizando la pavimentación de calles y la
rehabilitación de redes hidrosanitarias, tanto en zonas urbanas como rurales.
Esta decisión responde a una
necesidad urgente: dignificar las condiciones de vida de familias que por años
han vivido entre calles polvorientas, inundaciones o drenajes colapsados.
La transformación es visible y se
puede palpar en colonias como Hogar del Pescador, Díaz Ordaz, Francisco I.
Madero, Valles del Ejido y Villa Galaxia, donde las nuevas calles y los
sistemas de drenaje renovados no solo mejoran la movilidad y la salubridad,
sino también elevan el sentido de pertenencia y orgullo de sus habitantes.
El liderazgo de la alcaldesa se
ha caracterizado por una visión integral: no se trata únicamente de cubrir
baches o cambiar tuberías, sino de intervenir comunidades completas, bajo un
modelo que ella misma define como “paquete completo”, en el que se realiza
desde la reposición de la red hidrosanitaria hasta la conexión de agua potable
y la pavimentación de superficie.
Es un enfoque inteligente que
evita duplicidades, reduce molestias a los vecinos y asegura obras duraderas.
CUENTAS CLARAS
La Semana Santa en San Ignacio no
solo fue una celebración religiosa y cultural, sino también una muestra
contundente del potencial turístico y organizativo del municipio. Bajo el
liderazgo del alcalde Luis Fernando Loaiza Bañuelos, esta temporada vacacional
se convirtió en un éxito rotundo, con una derrama económica estimada en 25
millones de pesos y una afluencia que superó las 30 mil personas. Estos números
no solo reflejan el dinamismo de los días festivos, sino también el resultado
de una estrategia bien pensada, ejecutada con orden y visión.
Lo más destacable es que San
Ignacio logró combinar alta afluencia turística con seguridad y orden. La
ocupación hotelera alcanzó el 100 por ciento en zonas como Barras de Piaxtla,
Hinchahuevos y Las Labradas, consolidando al municipio como un destino preferido
para locales y visitantes durante este periodo. Esta afluencia no fue producto
del azar, sino del fortalecimiento de su infraestructura turística, de la
promoción adecuada y, sobre todo, del ambiente de tranquilidad que se vivió
gracias a la efectiva coordinación entre los tres niveles de gobierno.
La obtención de un saldo blanco
es, sin duda, un logro significativo. En un contexto donde las grandes
concentraciones humanas pueden derivar en situaciones de riesgo, haber
garantizado la seguridad de miles de personas es un reflejo del compromiso
institucional con la ciudadanía. Este resultado habla de planeación, de
prevención y de trabajo en equipo entre autoridades, cuerpos de seguridad y
población civil.
El reconocimiento del alcalde al
gobernador Rubén Rocha Moya también resalta un valor fundamental en la
administración pública: la colaboración. San Ignacio es un ejemplo de cómo los
municipios, con apoyo estatal y una gestión local enfocada, pueden detonar su
economía, preservar su cultura y proyectar su imagen hacia el exterior. Lo
ocurrido en esta Semana Santa debe servir como modelo para futuras
celebraciones, pero también como punto de partida para fortalecer al municipio
como un destino turístico durante todo el año.
La experiencia de estos días no
solo deja una derrama económica positiva, sino un mensaje claro: cuando se
gobierna con responsabilidad, cercanía con la gente y visión estratégica, los
resultados se traducen en beneficios reales para las comunidades. San Ignacio
ha demostrado que está listo para brillar, y lo está haciendo con paso firme.