Sobre el camino Benjamín Bojórquez Tenemos en todos los partidos una clase política encerrada en el pasado. Sinaloa ha llegado a un punto ...
Benjamín Bojórquez
Tenemos en todos los partidos una clase política encerrada en el pasado. Sinaloa ha llegado a un punto en el que el hombre moral, el hombre íntegro, está cediendo cada vez más espacio, casi sin saberlo […] al hombre comercial, el hombre limitado a un solo fin. Este proceso, asistido por las maravillas del avance científico, está alcanzando proporciones gigantescas, con un poder inmenso, lo que causa el desequilibrio moral del hombre y oscurece su costado más humano bajo la sombra de una organización sin alma. Estamos prácticamente a un mes de las elecciones más grandes de la historia de este país, tanto por el número de cargos que se van a votar como por las implicaciones que tendrán los resultados para el rumbo que tome nuestro futuro. El panorama no es alentador. Tanta difamación reprime las libertades, pues el odio aumenta y las diferencias se instalan y recobran vida. Observar a la gran mayoría de los candidatos a ocupar un cargo público es la clara hilaridad, pues los intereses hacen que se pierdan los valores más esenciales. Esta guerra entre Morena y PRI y aliados en Sinaloa solo demuestra el valor esencial de la política. Veo personajes sin frac ni condecoraciones, sin vergüenza alguna. En términos generales vemos una cada vez mayor y más riesgosa polarización entre un presidente que no se ha dado cuenta que ya está gobernando y sigue hablando y actuando como candidato opositor y víctima del sistema y una oposición que tiene como única bandera decir NO a todo lo que este gobierno propone, dice o realiza, como si pensara que en el pasado todo estaba bien y que hay que restaurar lo que había. En resumidas cuentas, tenemos una clase política encerrada en el pasado, por una parte, el presidente y sus seguidores viendo hacia atrás para culpar a otros y justificar todos sus errores actuales, sus violaciones a la Constitución y a las leyes y su falta de visión de futuro. Del otro lado, los opositores -débiles, desorientados y divididos- viendo hacia atrás como si hubieran sido expulsados del paraíso terrenal y sin comprender las razones del hartazgo que los sacó del poder, intentando negar la realidad actual sin poder articular un proyecto claro y viable que invite a un mejor porvenir a los mexicanos. Así están en Sinaloa, aún no entienden el verdadero significado que es la política. Les guste o no les guste, nos enfrentamos al proceso de decadencia de la vieja clase política aún marcada por la genética del viejo régimen postrevolucionario del viejo PRI que el presidente ve con añoranza y quiere revivir y los opositores dicen repudiar, pero llevan tatuado en la piel sin remedio. En efecto, hoy tenemos tres opciones: votar por seguirle otorgando el poder absoluto a un gobierno con claros visos autoritarios, que ganó legítimamente las elecciones del 2018 debido al hartazgo y la indignación generalizada por tanta corrupción, desigualdad, pobreza, exclusión, violencia y muerte, pero no ha cumplido ninguna de sus promesas de campaña y apunta a ser un período de seis - ¿o más? - años de catarsis colectiva sin soluciones. Votar por una alianza opositora en la que se juntan el agua, el aceite y la nada cuya única meta es quitarle ese control absoluto al gobierno actual pero que no tiene, como ya dije, una propuesta sobre lo que sí quiere que suceda para la transformación efectiva del país, o bien por un movimiento que no se unió a esa alianza porque pretende convertirse en una tercera opción realmente alternativa pero que en el fondo, al menos en estas elecciones en Sinaloa, lo que hará será beneficiar al partido en el poder dividiendo el voto opositor. En cuanto a candidatos las cosas no parecen estar mejor: tenemos desde un hombre acusado de violación, con una trayectoria escandalosa de machismo, ineptitud y corrupción hasta uno que pretendía la reelección pero fue acusado de intentar abusar de un menor de edad, pasando por un aspirante a gobernador que presume como su máximo sacrificio haber tenido que acompañar a su papá a jugar golf y piensa que treinta o cuarenta mil pesos son “suelditos” insignificantes en un país donde muy pocos logran tener ese ingreso u otro más que comparó al presidente con Jesucristo en el colmo de la sumisión y el absurdo. No faltan tampoco algunas “estrellas” del espectáculo como Alfredo Adame o ex deportistas con cierta fama y mucha ambición. No falta los traidores que se cambian de camiseta como cambiarse de calzones, ¿y todo por qué? Por ambición y continuar mamando del erario, y de esos abundan un montón en Sinaloa. Podría seguir, pero todos sabemos que de la enorme lista de candidatos de cada opción que no es opción -en la que además muchos han ido saltando de partido en partido según lo que les han ofrecido en el reparto del pastel- muy pocos se salvan en cuanto a preparación, honestidad y compromiso real con el bien común. A partir de este múltiple desprestigio de la política y los políticos, han surgido todavía muy tímidamente candidatos ciudadanos, candidatos llamados independientes, que por un lado no tienen todavía la fuerza suficiente para ganar una elección salvo contadas excepciones y que también muy excepcionalmente dan resultados diferentes.
GOTITAS DE AGUA:
Por todo lo anterior considero que el cambio en primer lugar, no va a venir de los políticos si no construimos una ciudadanía democrática, participativa, crítica y exigente en la rendición de cuentas y en segundo lugar, que esa transformación tan necesaria no va a llegar de la clase política actual, vieja o envejecida, decadente, corrupta y corruptora, centrada en los intereses individuales y de grupo y no en el bien de la sociedad. La estrategia de una formación para la democracia según la filósofa estadounidense Martha Nussbaum implica -dejo solamente listadas las dimensiones para que las pensemos todos- desarrollar la aptitud para reflexionar sobre las cuestiones políticas, la aptitud para reconocer al otro como persona con los mismos derechos, la actitud para interesarse por la vida del otro (comprensión), asumir la complejidad de la existencia humana, la aptitud de juicio crítico sobre los dirigentes políticos, la de pensar en el bien común de la nación como un todo y la aptitud para concebir a la propia nación como parte de un orden mundial complejo. “Si queremos un mejor mañana, empecemos hoy con paciencia histórica la urgente formación política y sin filosofías muertas”. “Nos vemos Mañana”…