Altoparlante Juan Manuel Partida Valdez Por certero, aunque duro, compartí en redes sociales el mensaje que en su cuenta de facebook expuso ...
Juan Manuel Partida Valdez
Por certero, aunque duro, compartí en redes sociales el mensaje que en su cuenta de facebook expuso Elena Madrigal Alonso, decano de la Universidad de Santiago de Compostela, en España.
Lean ustedes: “La ignorancia sólo conduce a la imbecilidad. Ningún pueblo en la historia de la humanidad había luchado tanto por convertirse en esclavo como millones de mexicanos lo están haciendo en estos momentos, a tal grado que hoy repudian la libertad. No puede existir un pueblo más vil que aquel que defiende a sus opresores. La cuarta transformación es el regreso a la esclavitud”.
Intentemos un resumen sobre lo que padecemos, porque sería cuento de nunca acabar.
Un López que durante muchos años cacareó tener soluciones para todos nuestros problemas y se la pasa ahora de pretexto en pretexto.
El rata cínico de las aportaciones populares que bien sabemos son las mismas corrupciones que a los demás les condena.
Un merolico engañabobos sin escrúpulos que en su sistemático linchamiento insulta, difama y descalifica a periodistas, intelectuales, personal médico, mujeres, padres con familiares enfermos, políticos “adversarios” y a todos los que no se le arrodillan y le aplauden.
El que sobornó al Ejército y a la Marina convirtiéndolos en constructores y contratistas; el ingrediente de una orden expresa que los propios militares han reconocido: respetar los derechos humanos de los capos de la mafia, y no molestarlos y menos perseguirlos.
Ese rufián sembrador de odios que pregona con enorme cinismo un inexistente respeto a la libertad de expresión, y que acusa a la gran mayoría de los medios y de los periodistas de mentirosos, difamadores y corruptos.
La violencia y la inseguridad en los peores niveles de la historia, con un desquiciado mental que transó con los narcos, a quienes defiende y ordenó no perseguir porque su “estrategia” son los fuchis, los guácalas y los regaños de las madres y abuelitas.
El brutal decrecimiento de nuestra economía, con el rechazo tajante de los datos duros y la necedad de pintarnos una realidad ficticia y una recuperación que solo existe en su cabecita de algodón.
Esos otros datos irresponsables y valemadristas que se imponen aunque nos cuesten decenas de vidas inocentes; recordemos al “científico” decirnos que el covid no es mortal y que podíamos salir a la calle y abrazarnos sin problema, o la mafufada las estampitas religiosas detenían al virus.
La burla de que con casi 80 mil muertos por covid (que en realidad son muchos más) y superado el escenario muy catastrófico, el combate a la pandemia es todo un éxito y somos ejemplo a seguir.
Una pandemia en la que muchos enfermos mueren afuera de nuestros hospitales sin ser atendidos, porque tienen muchos meses sin medicinas, equipos, protecciones, ni tratamientos especializados, y carecen además de muchos insumos elementales, sólo porque Andrés Manuel sigue necio en que esos reclamos son falsos, para atacarlo.
Contingencia que el patético sabelotodo presumió terminaría el 15 de abril, y que domó desde mayo.
El adalid contra las corrupciones, que con descomunal descaro solapa y evade las propias y las de sus cercanos, y que del caso Lozoya ya ni Pío nos dice.
Un gobierno en el que la transparencia y la rendición de cuentas resultan letra muerta, con reservas y solicitudes de información sobre gastos con respuestas que terminan dándole bola al lonje moco: sobre el manejo de los dineros públicos, nadie sabe y nadie supo.
Una cuatroté que ha cancelado programas y fideicomisos por cientos de miles de millones de pesos en apoyo a sectores productivos, sociales y de salud; deporte; ciencia; tecnología, y muchos etcéteras más para gastar ese dinero en sus caprichos electoreros y sus obras “públicas” tan cuestionadas.
Ahora que son tan honrados el presupuesto no alcanza para casi nada, y hasta se acabaron los ahorros que dejaron los corruptísimos y despilfarradores que antes nos gobernaron.
En el mejor de los casos, ocurrencias y frivolidades del ambicioso mesías, porque la cotidianeidad son sus irresponsabilidades criminales y violaciones a la constitución solapadas descaradamente por los poderes legislativo y judicial, en este nuevo país de “lo que usted ordene, señor presidente”.
Una democracia amenazada seriamente por el uso faccioso de nuestras instituciones, con acusaciones inventadas para denostar y perseguir a los opositores.
Las “denuncias anónimas” como recurso para amenazar, chantajear y madrear.
Un dictador que no se detiene ante nada, dictador soberbio y arrogante que impone su constitución moral y sus caprichos supuestamente ordenados por el pueblo bueno y sabio.
El seguir exhibiendo a nuestra república como mofa mundial, con el ridículo mensaje presidencial ante la Organización de las Naciones Unidas, presumiendo ante decenas de mandatarios la rifa de un avión que no se rifó, y que les dijo está por vender.
Habrá quienes se sientan ofendidos, pero la verdad es que para muchos resulta incomprensible que se defienda con rabia a un presidente que todos los días nos miente, nos roba, nos traiciona y nos mata.
Un inhumano, al que las masacres le provocan carcajadas en transmisión nacional.
En mi caso, por lo anterior y mucho que falta señalar, debo abundar y concluir que cualquier respaldo político y electoral al presidente tirano y a Morena significa darle la espalda al pueblo de México.
Un Altoparlante más extenso que lo normal, y eso que nos faltó dar muchos ejemplos más del por qué tenemos al peor presidente de nuestra historia, y de por qué sus adoradores traicionan también a la patria, en esa gravísima falta de respeto a quienes sufrimos por las muertes, la pobreza creciente, el abandono criminal del gobierno a sectores vulnerables y la violación de nuestros derechos humanos más elementales.
Dejamos para después tres temas relevantes, como son la suprema corte lambiscona, la marcha del sábado al zócalo y las manifestaciones “pacíficas” de porros y mujeres delincuentes.
¿EN SERIO, MAESTRO?
Dicen los que saben que en política no existen las coincidencias, y por ello generó bastante ruido el twitt del presidente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, con imágenes y la precisión sobre el lugar en que sostuvo una reunión: “Finca Rocío”, negocio de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Comentaba al respecto con mi apreciado amigo y colega Pancho Arizmendi, y tras manifestarle mi opinión de que MORENA es lo peor que nos ha pasado y aliarse con ellos es traicionar al pueblo de México, me advirtió que ni caso tiene mortificarnos: “¡relájate! Los pinches políticos no valen la pena”.