Una veintena de jóvenes se reparten el cuidado del jardín, donde cocinan, fabrican productos con el cáñamo del cannanbis y a veces pasan la ...
Una veintena de jóvenes se reparten el cuidado del jardín, donde cocinan, fabrican productos con el cáñamo del cannanbis y a veces pasan la noche.
En un parque contiguo al Senado mexicano crecen frondosas plantas de marihuana, sembradas por activistas que promueven la legalización plena del consumo y han convertido el lugar en un oasis para fumar yerba libremente.
El cultivo, que colinda con uno de los accesos al edificio, se inició en febrero para llamar la atención de los parlamentarios. Favorecidas por la alternancia de lluvia y calor, las matas alcanzan hoy 2,5 metros de altura.
"La intención es reivindicar nuestros derechos como consumidores responsables (...), siempre bajo la convicción de que estamos primero por los derechos y luego por el mercado", dice a la AFP Enrique Espinoza, de 30 años, integrante del Movimiento Cannabico Mexicano.
Una veintena de jóvenes se reparten el cuidado del jardín, donde cocinan, fabrican productos con el cáñamo del cannanbis y a veces pasan la noche. Como regla de oro, está prohibido consumir y tocar las plantas, que se mantienen como símbolo de la lucha por la despenalización. Cada quien debe llevar su porro.