Por Manuel Cárdenas Fonseca Con el inicio de la renegociación (aún no sé si llamarle modernización) del Tratado de Libre Comercio de ...
Por Manuel Cárdenas Fonseca
Con el inicio de la renegociación (aún no sé si llamarle modernización) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el próximo 16 de agosto, se han abierto una serie de especulaciones sobre los alcances que tendrá, los verdaderos propósitos que persigue el gobierno de Trump y cuál será la estrategia de México en este proceso.
Lo cierto es que Estados Unidos no ha mostrado mucho todavía y la mayoría de los puntos que ha hecho públicos para la renegociación no parecen ser tan problemáticos (al menos para los que se dicen expertos), quizá con excepción de dos puntos: el primero de ellos es general y se refiere a la disminución del déficit comercial de los Estados Unidos con respecto a sus dos socios comerciales y el segundo de ellos, más específico, es relativo a la eliminación del capítulo 19 del TLCAN, que se refiere a los paneles de solución de controversias comerciales en caso de cuotas antidumping y compensatorias. Aquí debemos recordar que el problema del tomate mexicano (sinaloense) no es prueba superada.
La propuesta del gobierno de Trump de eliminar el capítulo 19 del TLCAN, se ha convertido en el centro de atención de los debates sobre la negociación tanto en México como en Canadá, quien ha dicho que se saldrá del Tratado en el caso que se elimine. Esto tiene sentido porque fue precisamente Canadá, hace más de 23 años, quien propuso estos paneles para dirimir controversias, a pesar de los cuestionamientos de Estados Unidos y de muchas voces de México, que entonces los veían como aceptar la extraterritorialidad de las leyes.
Considero, que a pesar de que sectores productivos de Estados Unidos (fundamentalmente los madereros y legumbreros) están demandando la eliminación de este capítulo del TLCAN, el gobierno de Trump lo está usando como una moneda de cambio para obtener otros propósitos y beneficios para muchos de sus sectores en esta renegociación. Me cuesta creer en la torpeza e ingenuidad de los norteamericanos, la historia nos da cuenta de su malicia y su capacidad de obtener beneficios de cualquier negociación.
No creo que su objetivo sea que los tribunales de cada país atiendan las controversias en esta materia, de acuerdo a lo que establezcan las cláusulas de los contratos en cada caso, exponiendo a los empresarios a procesos largos y costosos. Insisto ¡aquí hay gato encerrado! Lo que se está buscando es que se desvíe la atención de otros temas importantes de la renegociación para agarrar “con la guardia baja” a sus contrapartes y obtener los mayores beneficios. Cuidado con las industrias automotriz-autopartes, aeronáutica y con la eléctrico-electrónica.
Tampoco dudo que se puedan sustituir los paneles por otro mecanismo de solución de controversias en caso de cuotas atidumping y compensatorias (el propio Secretario de Economía de México ha expresado esta posibilidad), pero me queda claro que los propósitos reales son otros. A fin de cuentas ante cualquier escenario y ante cualquier resultado sobre la propuesta de eliminación del capítulo 19 del TLCAN, el gobierno de Trump ganaría; no es más que un juego de suma cero a su favor.
Si la eliminación del capítulo 19 del TLCAN resulta innegociable y Canadá y México, o alguno de ellos, dejan el Tratado, Trump ganaría porque la eliminación de este Tratado fue una de sus principales propuestas de gobierno. Si se elimina o se modifica el capítulo 19, Trump también ganaría porque lograría su objetivo y seguramente alcanzaría otros beneficios que aún no alcanzamos a comprender. Vaya escenario tan complicado que se le presenta a México en este proceso de “modernización” del TLCAN.
Lo que realmente me preocupa es que en México nos centremos exclusivamente en el capítulo 19 del TLCAN y descuidemos todos los demás aspectos que contiene el Tratado que son igualmente importantes y que pueden tener efectos negativos sobre muchos sectores de la economía y sobre el país. Lo que me preocupa es que ya que tenemos que enfrentar esta renegociación, no la aprovechemos para incorporar temas que están en nuestro interés, y más aún ante la declaratoria de que México no dará a conocer su estrategia (cómo quiera que se interprete esto),
Puedo entender las declaraciones del Secretario de Economía de que “no se puede hacer pública la estrategia de negociación”, pero me preocupa que no haya una verdadera estrategia y que se actúe solamente de manera reactiva, sin tener propuestas claras. No vaya a pasar como en la negociación del acuerdo azucarero, que aunque mantuvo el acceso al mercado de Estados Unidos del azúcar mexicano, no consiguió impulsar el acceso del azúcar refinada. No fue tan bueno como hubiéramos deseado y, la solución anunciada es por demás controvertida.
Lo único que ha quedado claro hasta ahora de la posición mexicana es que no se aceptará la imposición de aranceles y que se buscará mejorar el posicionamiento estratégico que se ha logrado en América del Norte. Los temas señalados a negociar o incorporar son el sector energético, el comercio electrónico, propiedad intelectual y la incorporación de temas laborales y ambientales, todos ellos ya estaban presente en el tristemente boicoteado por Trump, Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). De reglas de origen aún no se dice mucho, como de porcentajes de contenido regional.
Lo que no debemos olvidar es que ahora iniciaremos una renegociación en condiciones muy distintas a las de las negociaciones originales de hace casi 25 años. En aquel entonces Estados Unidos era el líder de los procesos globalizadores y de apertura comercial, y estaba dispuesto a reconocer las asimetrías económicas de México. Hoy, el gobierno de Trump avala el proteccionismo y la supremacía económica de los Estados Unidos, por encima de cualquier otra nación; va tras los cárteles que le convienen y el lavado de dinero.
Por supuesto que respaldo la no eliminación del Capítulo 19 del TLCAN, pero sobre todo respaldo que los negociadores mexicanos mantengan una visión amplia, sin descuidar ningún sector, para que el renovado TLCAN sea realmente beneficioso para México.
Sin embargo, el que el TLCAN sufra una “modernización” que por sí misma pudiera verse satisfactoria, nos indica que tendríamos que voltear a otras áreas y eso me hace recordar como nos obligaron a abrir el sector bancario y financiero y hoy cuatro bancos de capital 100 % extranjero obedecen a sus matrices allende las fronteras y representan mas del 80% de los activos bancarios y les hemos reportado, en los últimos 5 años las más altas utilidades de cualquier “sucursal” en el mundo.
¡Muchas gracias y sean felices!
@m_cardenasf