La Secretaría de la Función Pública (SFP) está convertida prácticamente en un "muerto viviente". Y es que, a la espera de su de...
La Secretaría de la Función Pública (SFP) está convertida prácticamente en un "muerto viviente".
Y es que, a la espera de su desaparición --tal como lo plantea la reestructura de las instituciones de Gobierno propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto--, el organismo continúa gozando de todas sus facultades legales, pese a lo cual no tiene un titular al frente.
Esto mantiene a la deriva los más de 250 órganos de control de la Administración pública y más de 2 mil empleados a cargo de la Secretaría.
Y se prevé que esta situación se alargue por varios meses, en tanto no se cree la nueva Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), el órgano autónomo planteado por Peña Nieto que absorbería las funciones de la SFP, para lo cual aún no se vislumbra una fecha.
El Congreso de la Unión determinó hace tres semanas que, en materia de responsabilidad de servidores públicos, auditoría, servicio civil de carrera y demás, todo seguirá igual mientras no entre en funciones la CNA, cuya creación está supeditada a una reforma constitucional que podría tardar varios meses.
De acuerdo con Edna Jaime, directora ejecutiva de México Evalúa, todo lo anterior convierte a la Función Pública en una especie de "zombie", pues seguirá existiendo y disponiendo de presupuesto y de personal, pero con menos facultades y una fecha falta, aunque incierta, de desaparición.
En tanto, para Guillermo Cejudo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), este periodo de transición es el peor de los mundos posibles, pues no se ha abandonado un sistema que es considerado por la nueva Administración federal como malo ni se ha podido instaurar el nuevo.
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