Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea. La situación política y administrativa que vive Sinaloa hoy no es solo un reflejo de la crisis de ...
Sobre el camino
Benjamín Bojórquez Olea.
La situación política y administrativa que vive Sinaloa hoy no es solo un reflejo de la crisis de inseguridad que sacude al estado, sino también de la ineficacia y arrogancia que impera en las altas esferas del gobierno. El gobernador Rubén Rocha Moya se encuentra cada vez más solo, no por falta de apoyo popular, sino porque quienes deberían ser sus brazos ejecutores —los funcionarios de primer y segundo nivel— han optado por subirse al ladrillo y olvidar su papel de servidores públicos.
Un gabinete ampliado que no funciona. Es imposible tapar el sol con un dedo. El desempeño de muchas secretarías clave ha sido, en el mejor de los casos, mediocre, y en el peor, desastroso. Funcionarios que no entienden la importancia de su rol, que no le quitan golpes al gobernador y que, lejos de fortalecer su gestión, la debilitan con su ineptitud. Aquí no hay lugar para justificar errores: no es que paguen justos por pecadores, es que los pecadores se han apoderado del aparato gubernamental y los justos son los ciudadanos que sufren las consecuencias.
El gobernador Rocha Moya, conocido por su carácter atípico y su apuesta por el diálogo, está en una encrucijada. Si no toma medidas drásticas, el desgaste político que enfrenta se convertirá en una caída libre que comprometerá su legado. ¿De qué sirve ser un hombre de carácter si está rodeado de incompetentes y oportunistas que convierten su gobierno en un circo de irregularidades?
Acoso, Elitismo y Corrupción Silenciosa. Más allá del mal desempeño, lo que realmente enciende las alarmas es la podredumbre moral que comienza a filtrarse en los pasillos de las dependencias. Los casos de acoso sexual no son solo rumores: hay denuncias concretas que señalan a funcionarios de primer y segundo nivel, quienes utilizan su poder para someter, acosar, humillar y manipular a las empleadas de gobierno. Esto no es solo un asunto ético, es un síntoma claro de que el poder se está utilizando como una herramienta de abuso.
El elitismo es otro veneno que corroe las estructuras gubernamentales. Funcionarios que se sienten intocables, que miran desde arriba al ciudadano común y que se olvidan de que su puesto no es un privilegio, sino una responsabilidad. Esta desconexión entre el gobierno y la gente crea un abismo que tarde o temprano cobrará factura.
Un Cambio de 180 Grados: O Se Barre la Casa o Se Cae. La única salida para Rocha Moya es radical: una limpia profunda en el aparato de gobierno. No basta con pequeños ajustes o cambios cosméticos. Se necesita una reestructuración completa, un giro de 180 grados que elimine a los oportunistas, recomendados, acosadores y mediocres que han hecho de las dependencias su feudo personal.
GOTITAS DE AGUA:
La Hora de la Verdad. Rubén Rocha Moya aún tiene tiempo para enderezar el rumbo, pero el margen es cada vez más estrecho. Sinaloa no puede permitirse un gobierno que titubea mientras el estado se desmorona. Es momento de sacar la escoba, limpiar la casa y devolverle la dignidad al servicio público. De lo contrario, la historia no perdonará la omisión. Y en política, las oportunidades desperdiciadas se convierten en sentencias definitivas.
El mandatario estatal aún tiene margen de maniobra, pero el tiempo se agota. En política, quien cede espacios termina perdiéndolo todo. Es momento de cerrar filas, limpiar la casa y reafirmar su dominio antes de que sea demasiado tarde. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…