Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea. ¿Qué debe ocurrir en el país para que el Presidente cambie su estrategia contra la inseguridad? Lo...
Benjamín Bojórquez Olea.
¿Qué debe ocurrir en el país para que el Presidente cambie su estrategia contra la inseguridad? Lo ocurrido el pasado fin de semana en la Corregidora de Querétaro no tiene calificativo alguno, pues en el partido de la liga MX, entre Querétaro vs Atlas, es un claro ejemplo de la situación por las que atraviesa la inseguridad en México, ¿le vendría como anillo al dedo al Presidente? Porque aquí caben dos cosas, servir como cortina de humo tras lo sucedido de la Casa Gris, y por último, que lo hayan provocado, pues los dos estados involucrados son opositores. Entonces, ¿a quienes podría convenir lo sucedido? Todo parecido con la realidad es mera coincidencia. A la luz de la grave situación de violencia e inseguridad en que vivimos millones de mexicanos, del alto número de homicidios en el país a causa de los enfrentamiento de los cárteles por el control de estados y municipios, así como por la desconfianza que tiene la población en las policías municipales, estatales, Guardia Nacional, el Ejército y la Marina, que no han sido capaces de frenar los actos de violencia, intimidación y desapariciones, nos queda claro el fracaso de la estrategia de seguridad del Presidente y que su slogan: “Abrazos, no balazos” sólo ha servido para que la delincuencia organizada continúe extendiéndose a sabiendas de que las fuerzas del orden, han sido infiltradas o rebasadas en los hechos, y que quienes han sido detenidos y se encuentran en una de las cárceles del país, aún pueden seguir desde ahí cometiendo delitos, con la complacencia de las autoridades de los tres niveles. Así de grave es la situación que enfrentamos, donde día a día escuchamos noticias de más homicidios, feminicidios y desapariciones de los que no se detienen a nadie, y de que las fiscalías del país no son capaces de integrar una carpeta de investigación y menos aún de ubicar a los delincuentes, que gozan de cabal salud para seguir con sus actividades, a sabiendas de que no serán puestos tras las rejas. El fusilamiento de civiles ocurrido en Michoacán en esta semana, a plena luz del día, demuestra el rotundo fracaso de la estrategia del Gobierno federal para combatir la inseguridad en el país y de que es momento de que el Presidente haga un replanteamiento de lo que esto significa para los millones de mexicanos que le dieron su voto en 2018, confiando en que con él las cosas serían distintas y de que se lograría cambiar la crítica situación en que ya se encontraban varios estados como mi querido Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato y Morelos, a los que se han venido a sumar en estos tres años, otro más como Sonora, Colima, Baja California Norte, Durango, Chiapas, Puebla, Veracruz y lamentablemente Jalisco. Como olvidar el “Culiacanazo” o jueves “negro” como quiera usted llamarle, tras la detención de Ovidio Guzmán López, hijo del poderoso narcotraficante, Joaquín “el Chapo” Guzmán, en donde se desató una guerra entre la delincuencia organizada, evidenciando la captura y la fallida estrategia e inteligencia de las fuerzas armadas de México, lo que provocó que el propio Presidente haya dado la orden de liberar al hijo del famoso Chapo Guzmán, evidenció lo que hasta hoy denominamos su popular frase, “abrazos y no balazos”. El discurso de culpar a los gobiernos anteriores de lo que sucede en México, cada vez es menos aceptado entre los ciudadanos, porque eso no sirve de nada para acabar con la inseguridad y porque es momento de mirar hacia adelante y buscar soluciones de fondo para evitar que los carteles se sigan empoderando y actúen cada vez con más violencia y crueldad en contra de civiles, sin importarles que se encuentren en medio del fuego cruzado mujeres y niños. Pero es importante recordar el pensamiento de AMLO desde que gobernaba la capital del país en 2004 cuando señalaba: “Yo no creo que el problema de la inseguridad en el país se vaya a resolver con más policías, y con más cárceles, y con amenazas de mano dura, con más severidad en las penas. Yo creo que el problema de fondo tiene que ver con la pobreza, el desempleo, con la desintegración familiar; eso es lo que estamos haciendo en la ciudad” Y eso es precisamente lo que se propuso como Presidente, sin tomar en cuenta la situación que vive el país, desde 2006 en que Calderón le declaró la guerra al narcotráfico para legitimarse como Presidente.
GOTITAS DE AGUA:
Lo cierto es, que ni los programas del bienestar, como el de “Jóvenes construyendo el futuro” ni las becas a los estudiantes de escuelas y universidades públicas, han sido suficientes para frenar su ingreso a las filas de la delincuencia organizada, ya que los cárteles les ofrecen más dinero y poder para hacer una carrera delictiva en poco tiempo; es ahí cuando la tesis de AMLO se cae porque nunca el dinero repartido u obtenido sin esfuerzo es valorado, además de que ninguna pensión es suficiente para cubrir las necesidades de una familia. Me pregunto, ¿qué debe ocurrir en el país para que el Presidente cambie su estrategia contra la inseguridad? El fracaso de su gobierno nos afecta a todos y en este caso, como en otros los primeros afectados son los pobres que deben salir de sus pueblos y comunidades y en segundo lugar, la población civil, que vive la violencia como algo cotidiano en sus vidas, sin la esperanza del futuro dorado que AMLO nos prometió. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana, ya que Dios nos lo permitió”…