El 31 de mayo de 1996, Mazatlán vivió una de las tragedias más dolorosas y recordadas de su historia reciente. La noche de aquel viernes, un...
El 31 de mayo de 1996, Mazatlán vivió una de las tragedias más dolorosas y recordadas de su historia reciente. La noche de aquel viernes, un camión urbano de la ruta Jabalíes, repleto de estudiantes y trabajadores que regresaban a casa, intentó cruzar imprudentemente las vías del tren en la avenida Santa Rosa, a pesar de las señales de advertencia y el inminente paso de una locomotora de carga.
El impacto fue devastador. El tren embistió al camión, arrastrándolo por más de 100 metros y dejando un saldo de 34 personas fallecidas y 14 heridas. Entre las víctimas había jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa y trabajadores que nunca imaginaron que ese día rutinario terminaría en tragedia.
El accidente, que rápidamente se conoció como “el trenazo”, conmocionó a Mazatlán y al país entero, desnudando fallas en la seguridad vial y dejando una profunda herida en el corazón de la comunidad. Testigos señalaron que el conductor del camión, distraído y con música a alto volumen, no percibió las señales del tren ni los gritos de advertencia de los pasajeros.
En memoria de las víctimas, se erigió un obelisco y varios cenotafios en el sitio del accidente, aunque el paso del tiempo y el descuido han deteriorado este homenaje. Cada año, familiares y amigos se reúnen para recordar a quienes perdieron la vida, colocando flores y realizando actos en su honor. También, por iniciativa de la comunidad, la avenida Santa Rosa fue rebautizada de forma simbólica como avenida 31 de Mayo, aunque el cambio aún no ha sido oficializado por las autoridades.
El trenazo del 31 de mayo de 1996 sigue siendo una fecha marcada en la memoria colectiva de Mazatlán. Un recordatorio de la fragilidad de la vida, de la necesidad de priorizar la seguridad y del poder del recuerdo como forma de rendir homenaje a quienes partieron demasiado pronto.