Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea La corrupción ha afectado tanto a la derecha como a la izquierda. Muchos de los partidos salpic...
Benjamín Bojórquez Olea
La corrupción ha afectado tanto a la derecha como a la izquierda. Muchos de los partidos salpicados podrán ganar elecciones, pero la adhesión será menos profunda. Sin embargo, al candidato de Morena a la alcaldía por “Tierra Santa” Salvador Alvarado, Armando “el Iguano” Camacho lo alcanza y salpica la corrupción, en donde el pasado y efectos secundarios no se pueden borrar tan fácilmente, aunque ya transcribió o se olvidó. Un detalle llamativo de la corrupción generalizada es que provoca entre los electores una curiosa paradoja. Al tiempo que demandan una nueva y renovada ética, que valoran la honradez como la principal cualidad del «líder ideal», muchos electores repiten su voto por candidatos que acumulan escándalo tras escándalo. En el caso muy particular del candidato citado de Morena en Salvador Alvarado, conserva su influencia electoral y política caminando sin despeinarse entre los escombros de la moral pública. ¿Por qué la gente vota por ellos a pesar de la evidencia clamorosa que contradice los valores que proclama? Todo lo comentaremos líneas adelante. La razón es simple. Los electores no encuentran alternativas. Votan por los corruptos porque en su percepción de las cosas, las otras opciones disponibles también sufren alguna inmoralidad pública. La honradez, aunque sea una cualidad muy valorada, no es algo que distingue a un político de otro. Sin embargo, la aspiración de algo diferente pervive, como un deseo reprimido, oculto bajo montañas de cinismo obligado. Por eso prosperan los candidatos «anti-políticos», sea bajo la forma de partidos como el candidato de Morena que hacemos mención. Esa es la razón de otra paradoja: mientras los escándalos revelados parecen no hacer mella alguna en los partidos o las figuras políticas tradicionales, destruyen la confianza entre quienes pretendieron presentarse como una alternativa. Pruebas recientes hay muchas en Salvador Alvarado y muy en especial en el nuevo integrante de Morena. Un partido secuestrado, que en estos últimos tiempos ha suprimido la democracia misma, las libertades y la congruencia política de no mentir, no robar y no traicionar. Algunas veces, en casos que llevan las paradojas al extremo, las figuras anti-políticas ni siquiera se presentan como aquellas manos limpias que despejarán los establos de la moral. Basta que, como Armando “el Iguano” Camacho, simbolicen una protesta abierta y desembozada, aunque se hayan enriquecido obscenamente gracias a la corrupción del sistema al que formaron parte en la derecha anti-sistémica del poder, hoy arropados por la izquierda, esto hablando aldeanamente. La relación entre evidencias de corrupción y preferencias electorales es perfectamente impredecible. ¿Qué efectos pueden tener las revelaciones de corrupción en su base social y en su éxito electoral? ¿Por qué decimos en nuestro sumario el día de hoy que la corrupción alcanza y salpica al candidato de Morena Armando “el Iguano” Camacho en Salvador Alvarado? En una llamada que recibimos de un buen amigo que omito su nombre ya que labora en la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), nos comentó que, en el 2013 el hoy ex gerente de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado en Salvador Alvarado, Armando “el Iguano” Camacho Aguilar en contubernio con el ex alcalde en ese entonces, Gonzalo Camacho Angulo heredaron y acumularon una deuda millonaria a la comuna, y que es de conocimiento público y, que además, salpica al candidato a la alcaldía por la insignia de Morena en Guamúchil, pues en la auditoría realizada en el 2019 indica que en el 2013 no se pagó el derecho de agua de uso doméstico a la Conagua por un monto millonario que rebasa los 5 millones de pesos. Esa información la recibió el presidente y muy recordado Carlo Mario Ortiz Sánchez en el 2019. En ese tenor, Armando “el Iguano” Camacho Aguilar no asumió su responsabilidad heredando a las administraciones venideras una deuda que la sociedad Alvaradense pagó con sus impuestos y pago de servicios de agua. Pero en el caso de la Conagua no hizo ese recorte porque eso retribuía a un tema social, además ha pasado tiempo y debe de haber omisión de más funcionarios que podrían estar implicados en el tema, pues debieron de haber detectado esas irregularidades.
GOTITAS DE AGUA:
Ahora bien, la base electoral es una cosa y la posibilidad de seguir presentándose como el partido del cambio, es otra. Los electores pueden seguir votando por un movimiento manchado de corrupción, pero es mucho menos probable que lo hagan con fe. Quizás no se pierdan adherentes, pero la adhesión será menos profunda. Quizás gane esta elección, pero se erosionará la frágil convicción de un electorado tantas veces defraudado. Si el pasado no se olvida, tampoco debería de olvidarse a este tipo de aerolitos que caminan con un discurso irreverente y manchado de corrupción. “Y aún hay más”. “Nos vemos Mañana”…
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