Sobre el camino Benjamín Bojórquez Olea Son múltiples los análisis que se pueden realizar sobre un proceso electoral, uno de ellos es el ca...
Benjamín Bojórquez Olea
Son múltiples los análisis que se pueden realizar sobre un proceso electoral, uno de ellos es el caso de la democracia interna de los partidos políticos. En este sentido, este documento tiene el objetivo de entender la lógica del desarrollo de la democracia interna en las organizaciones partidarias de Sinaloa como estado, centrándose en uno de los aspectos de la misma: la selección de candidatos. La observación de la selección de candidatos a la presidencia municipal en la última década en Sinaloa permite hacer observaciones sobre las ventajas y desventajas que para el partido representa la vida democrática interna, entender su grado de desarrollo y la lógica que lo motiva a su evolución o a volcarse a resultar atractivo solo para el votante externo y no para el interno. En términos generales, la democracia interna de los partidos políticos se concibe como el funcionamiento, la adopción y el entendimiento de los principios democráticos dentro de la organización. Su estudio comprende varias perspectivas, entre ellos: a) las que rechazan la democracia interna, b) las que abogan por su fortalecimiento en función de sus consecuencias organizativas positivas, y c) las que subrayan la importancia de la democracia externa independientemente de que exista o no democracia interna. Quienes apoyan estos puntos de vista tienen además diversas opiniones sobre los elementos que la componen, entre los que se encuentran: fijar una política partidaria, la participación en la organización (autonomía, garantías para los afiliados, equidad de género, inclusión de minorías), la información y la responsabilidad de los funcionarios del partido “X”, la libertad de expresión, los procesos internos de selección de líderes y candidatos, la promoción del diálogo, los requerimientos legales, las regulaciones y la inclusividad o extensión del cuerpo de los tomadores de decisiones, por mencionar algunas. Quienes argumenten que la democracia interna es irrealizable o rechazan similitudes o causas, es sin duda, para garantizar y detentar el poder, basándose en círculos cada vez más reducidos, lo que equivale al control de la mayoría por la minoría, principio contrario a la democracia. Al concebir a los partidos como el entorno en el que se organizan las masas, que, antes que otra cosa, son maquinarias electorales y están enfocadas en ganar elecciones. Es en este sentido que la elección parece favorecer más la oligarquía, por el llamado a la disciplina del partido, y multiplicar más que la libertad, la obediencia. Los cambios que se requieren para la democracia interna de los partidos políticos incluyen poner atención en: la falta de institucionalización de los partidos, la dominación de las élites, la falta de inclusión de mujeres y jóvenes, los efectos adversos del patronazgo, la falta de rendición de cuentas de los líderes, la falta de participación de las bases y la falta de competitividad en la selección de líderes y candidatos. Pero también se debe poner especial atención en los riesgos que enfrentan ciertos procedimientos, como la selección de candidatos, ya que se puede crear inestabilidad en los partidos no consolidados, así como ocurre hoy en Sinaloa incluyéndolos a todos. Tras muchos años los partidos han realizado, por lo menos en apariencia, esfuerzos por ser más inclusivos, representativos y competitivos en sus procesos internos; un ejemplo claro de esto son las elecciones de las y los candidatos en donde han cobrado auge y reflejan la poca experiencia que tienen los partidos en desarrollar verdaderos procesos democráticos.
GOTITAS DE AGUA:
Por este motivo se debe privilegiar y optar en la crianza de nuevos líderes, para que los partidos políticos reencarnen en nuevos relevos generacionales, que impida el reeleccionismo y al reciclaje. Los cambios tendrían que darse a través de una democracia participativa y no en filosofías muertas, pues es importante escuchar el sentir social y no las conveniencias internas, entonces, ¿para que en sus estatutos hablen de libertades, cuando esas libertades son tomadas por unos cuantos? Hay que redefinirse para que los partidos mejoren en calidad humana, legitimidad e igualdad de condiciones para todos, donde la credibilidad debería ser una postal para dignificar los procesos de selección de candidatos o candidatas a un cargo de elección popular. Entonces, ¿democracia u obediencia? “Nos vemos Mañana”…