Altoparlante Juan Manuel Partida Valdez Demoledora, la renuncia del secretario de hacienda, en buena parte por la relevancia del ...
Altoparlante
Juan Manuel Partida Valdez
Demoledora, la renuncia del secretario de hacienda, en buena parte por la relevancia del cargo, pero más por el contenido de la carta hecha pública.
Duro y a la cabeza del presidente Andrés Manuel López Obrador, tres críticas contundentes: que el gobierno ha tomado decisiones sin sustento; que algunas de esas decisiones son extremistas, y que de manera tremendamente irresponsable se imponen funcionarios incompetentes.
Las mismas razones, aumentadas ahora, en la carta de renuncia del director general del IMSS, en mayo pasado.
Este gobierno lleva apenas siete meses, y se acumulan ocho renuncias de funcionarios del gabinete.
Evidencia plena de que ni en su mismo gobierno coinciden con algunas de las políticas emprendidas por López Obrador, por más que éste, sus incondicionales y los chairos aseguren que vamos requetebién.
La balconeada de ayer es mayúscula, y exhibe a un presidente de la república valemadrista, necio y caprichoso en salirse siempre con la suya, contra el bienestar del pueblo y del propio gobierno.
AMLO es, de calle, el peor de todos los que han ocupado esa responsabilidad.
Y hemos tenido malísimos, como el priísta Enrique Peña Nieto.
Lopitos ratifica todos los días el autoritarismo que lo distingue: o se está con él, o somos de lo peor, trátese de periodistas, políticos, jueces o ciudadanos “comunes”.
Un dictador con presupuesto formal y partida secreta para gastar en la compra de conciencias y de votos para él mismo y para el partido político de su propiedad.
Muchas de sus promesas tan reiteradas han sido tiradas a la basura, con un cinismo y un descaro inauditos.
Es el dios de los pretextos, el dueño de la verdad absoluta que no pocas veces impone en contra de información oficial y frente a hechos públicos.
Tiene otros datos, y punto.
Millones de mexicanos están arrepentidos de haber creído en él, y el número crece.
Los sondeos de opinión lo muestran con un decrecimiento sostenido en las simpatías y en la confianza de los mexicanos.
Se tiene que ser muy fanático o simplemente convenenciero para eludir la farsa encabezada por López Obrador y por la transformación de cuarta.
Seguirá haciendo mucho daño, sin duda alguna, porque cuenta con gran número de cómplices tanto entre ciudadanos irresponsables como en gobernantes y políticos cobardes y aplaudidores.