La canción “Chega de saudade”, de Tom Jobim y Vinicius de Moraes y que inmortalizó la voz de João Gilberto, fue entonada ayer en el Tea...
La canción “Chega de saudade”, de Tom Jobim y Vinicius de Moraes y que inmortalizó la voz de João Gilberto, fue entonada ayer en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde Brasil dio el último adiós al gran patriarca de la bossa nova.
El féretro se encontraba abierto y el rostro del intérprete sobresalía entre los encajes y flores. Fue colocado al amparo de una cruz delante de las grandes escaleras de uno de los últimos recintos que pisó en vida el cantante de “Garota de Ipanema”.
En el vestíbulo del teatro se dispusieron coronas en las que amigos se despedían del cantante brasileño: “homenaje al maestro de los maestros”, fue el mensaje de la cantante Rita Lee.
Al final del acto aplaudieron a Gilberto, quien murió el sábado pasado a los 88 años en su departamento de Leblon. Antes, una ceremonia religiosa de media hora tuvo lugar por músicos y cantantes de la orquesta de Theatro, quienes ejecutaron algunas piezas, entre éstas Bachianas Brasileiras número 4.
“Queremos que la gente continúe cantando la música de nuestro papá”, fue el llamado que hizo a los presentes Bebel, hija de João Gilberto.
Entre los amigos que asistieron a la ceremonia destacaron la actriz Glória Pires y la cantante Adriana Calcanhotto, esta última al salir declaró: “si la guitarra de João Gilberto no hubiera existido, yo no existiría, ni toda una generación de artistas”.
Por su parte, la cantante de bossa nova Teresa Cristina resaltó que este día no lo veía como luto sino como la oportunidad para hablar del legado del guitarrista.
“Hemos perdido un grande. Un músico que ha influenciado muchas de las personas que me han marcado a mí. En todo, desde el tono de la guitarra hasta la manera más descansada de cantar. Él está en todo”, expresó.
Aunque la ceremonia luctuosa estaba reservada a sus amigos y familiares, algunos admiradores llegaron al teatro desde las primeras horas de la mañana —la mayoría con guitarras en mano— para rendir un homenaje a quien junto con Tom Jobim y el poeta Vinicius de Moraes, encarnaron la revolución musical que nació en Brasil y se extendió por el mundo a finales de los años 50.
“João Gilberto representa una nueva era de la música. Inspiró a mucha gente. No es de mi época, pero sigue siendo actual. Es un músico fenomenal, lindo de oír”, afirmó a la agencia AFP, Paulo Afonso Sampaio, un empresario de 43 años.
Para Mario Bastos, un abogado de 81 años, Gilberto “fue un ícono de la música” que “contagiaba a todos” con sus ritmos. Con su oído privilegiado, “escuchaba sonidos que nadie más conseguía oír”, agregó.
La última vez que Gilberto se presentó en el escenario del Teatro Municipal de Río de Janeiro fue en 2008 para celebrar el 50 aniversario de la bossa nova.
Ese mismo año ofreció su último concierto en Salvador, la capital del estado de Bahía, donde nació y vivió hasta los 18 años, cuando se mudó a Río.
Después de despedirlo en el teatro, la tarde de ayer fue sepultado en Niterói, en una ceremonia reservada a sus familiares.