Barcelona, España.- Este martes, la región española de Cataluña celebra simultáneamente una huelga general, respaldada por los principa...
Barcelona, España.- Este martes, la región española de Cataluña celebra simultáneamente una huelga general, respaldada por los principales sindicatos y organizaciones independentistas y una protesta por la acción policial durante el referendo del domingo que dejó cientos de heridos.
La convocatoria está teniendo un seguimiento muy elevado en sectores como el transporte, el comercio, la estiba o la agricultura, según los sindicatos minoritarios, impulsores de la movilización, que la calificaron de “huelga general”.
Un total de 24 manifestaciones cortaron la circulación en varias carreteras y autopistas en Cataluña, lo que ha provocado retenciones, en algunos casos, de más de 10 kilómetros, según el Servicio Catalán de Transporte.
La protesta, que duró una hora frente a la sede de la Policía Nacional española en Barcelona, ocurrió mientras políticos catalanes ponderan una posible declaración de independencia unilateral dos días después de la consulta, que estuvo marcada por la violencia y que el Gobierno de España considera ilegal e inválida.
“La gente tiene rabia, mucha rabia”, dijo Josep Llavina, trabajador autónomo de 53 años y que viajó a la capital catalana desde una localidad cercana para participar en la protesta.
“Han traído la violencia con ellos. Han atacado a gente que tenían las manos abiertas y arriba. ¿Cómo no podemos tener rabia en esta situación”, agregó.
Los manifestantes bloquearon varias calles en la ciudad, lo que provocó que servicios de autobús y taxi se vieron afectados; además, arrojaron al aire papeletas sin utilizar en el referendo.
La Policía regional colocó barreras ante el edificio para evitar que la multitud se acercara a las oficinas.
El Gobierno de Cataluña celebró el pasado domingo un referendo secesionista, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional, en la que, según el ejecutivo, participaron 2.2 millones de personas.
Durante la jornada se produjeron cargas policiales y desalojos de colegios electorales por orden judicial para evitar la votación, que causaron más de ochocientos heridos, dos de ellos graves, según el Gobierno catalán.
Por su parte, el Ministerio de Interior español informó que 431 policías nacionales y guardias civiles sufrieron lesiones.
Inicialmente, la protesta estaba convocada para mostrar el rechazo por las detenciones y registros policiales de la pasada semana para evitar el referendo, pero las cargas policiales del domingo dieron pie a los convocantes a cambiar el sentido de la huelga.
La Generalitat, que ya había establecido unos servicios mínimos para el paro inicial, los rebajó, de manera que en sectores claves como el ferrocarril, metro y autobuses de Barcelona quedaron sensiblemente reducidos, del 50 al 25 por ciento.
La actuación de las fuerzas de orden generó críticas en todo el mundo, aunque la Unión Europea y la mayoría de los gobiernos respaldaron la posición de España en la crisis política más grave de las últimas décadas en el país.
No obstante, Nigel Farage, uno de los principales defensores de la salida de Gran Bretaña de la UE, criticó al bloque por no condenar claramente la violencia policial.
“Es bastante extraordinario darse cuenta de que la Unión está dispuesta a hacer la vista gorda”, dijo Farage a legisladores comunitarios.