Sobre el camino Benjamín Bojórquez En las elecciones federales de 2018 se renovarán los Poderes ejecutivo y legislativo, donde ...
Sobre el camino
Benjamín Bojórquez
En las elecciones federales de 2018 se renovarán los Poderes ejecutivo y legislativo, donde ya se celebraron elecciones locales en varias entidades, entre ellas “SINALOA”.
En el mismo sentido, serán los comicios federales donde tendremos un contexto internacional incierto y un ambiente interno aún más complicado en términos económicos y de seguridad, por decir lo más optimista. Este año se vivió un calendario en el cual fueron sometidas a escrutinio cuatro entidades: Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz.
Donde se renovaron 3 gubernaturas, 270 alcaldías, 34 diputaciones de mayoría relativa, 12 legisladores de representación proporcional y 197 regidurías por ambos principios (MR y RP). Siendo el Estado de México con once millones cuatrocientos cuatro mil setecientos cuarenta y tres electores -11’404,743-, la entidad que representa el mayor número a nivel nacional, por arriba de la Ciudad de México con 7’481,591 y el Estado de Veracruz con 5.6 millones, aunado a ser un foco político, tierra natal del Presidente Enrique Peña Nieto –PRI-, revistiendo la máxima importancia y ganando el proceso en su casa para respirar y estar en condiciones de competencia el próximo año.
A pesar de las posiciones en contrario respecto a si el Estado de México es o no un laboratorio electoral rumbo al proceso de 2018, sin duda el contexto político nacional podrá ser medido en uno de los principales bastiones del Partido Revolucionario Institucional, donde la participación ciudadana, el desgaste de casi cinco años en el Poder ejecutivo -aunque en los hechos parecieran ser muchos más- y los problemas nacionales jugarán un papel determinante.
El drástico aumento a los precios de los combustibles, el pésimo manejo de la política exterior en el caso Donald Trump y el conjunto de errores en la conducción del país reflejan la disminuida imagen del Partido Revolucionario Institucional y del propio grupo recientemente oxigenado denominado “ATLACOMULCO”.
Complicando ya la designación de antaño unipersonal, avizorándose conflictos infranqueables en la designación del candidato presidencial.
La caída incluso es compartida por casas encuestadoras que han perdido brutalmente credibilidad, sobre todo cuando sus números además de no coincidir con la realidad, tienden a equivocarse durante sus lecturas a favor del partido tricolor u otros partidos por intereses de poder fáctico, situación también de impacto en las finanzas de medios de comunicación masivos, principalmente en los antes monopolios televisivos, donde se observa un viraje inusitado en sus contenidos editoriales.
De continuar el fuego incesante y la rapidez mediática de la información, podría gestarse un desplome priista, siendo significativa la falta de fuerza de la alianza del PRI con los partidos Verde Ecologista, Nueva Alianza u otros partidos que bien podrían fragmentar el voto a los principales partidos que añejamente han tenido el control de la historia de la nación.
Por tal motivo, lo que representa también un foco de análisis al perder esta credibilidad social, disminuyendo el peso antes determinante en otros comicios, el PRI estará valorando una innegable realidad, la alta posibilidad de perder por tercera vez los pinos.
GOTITAS DE AGUA:
En este sentido, los grupos al interior del PRI deberán de comenzar a incidir en una nueva forma de procesar la designación de sus candidatos, la sociedad observa como nunca desde su espacio la conducción de las acciones de gobierno, así también la vida democrática en todos los institutos políticos, las recientes manifestaciones contra el alza a los combustibles, son muestra del hartazgo nacional, ahora traducida en participación social.
Si el Gobierno de la República considera que la reducción del número de personas en las manifestaciones es por desinterés ciudadano, nuevamente estarán realizando como en muchas ocasiones una errada lectura, la protesta social es una de las maneras legitimas de externar el desacuerdo en un Estado democrático, pero la más importante será la que se refleje en las urnas en el 2018, bajo esa lógica entonces, ¿el mal humor social realmente habrá disminuido?
No lo creo. “Nos vemos Mañana”…